viernes, 16 de enero de 2015

Premio Ala Décima en el VII Décima al filo





(des)equilibrio,
de Elizabeth
Reinosa
Aliaga




Desde el 2005 el Grupo Ala Décima entrega un premio especial al mejor cuaderno de autora joven en el concurso nacional Décima al filo, que convoca el grupo de mujeres decimistas de igual nombre. En la sexta entrega de ese lauro colateral, correspondiente a la séptima edición del certamen, mereció el galardón de Ala Décima la misma obra que conquistó el Gran Premio: (des)equilibrio, de Elizabeth Reinosa Aliaga (Bayamo, Granma, 1988; se formó como escritora en Holguín; graduada de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), donde trabaja actualmente, en La Habana). Entre sus lauros: Premio Décima al filo en el XI concurso Ala Décima (2011), segundo premio en el XV concurso Regino Pedroso (2012), tercer premio en el VI concurso nacional Décima al filo (2013); Premio de la Sociedad Cultural José Martí en el II concurso Toda luz y toda mía (2013); en el 2014, en el XIV concurso nacional Ala Décima: el Premio especial Centenario de Samuel Feijóo (segundo lugar del certamen) y el Premio Guillermo Cabrera Álvarez, de Juventud Rebelde.






(des)equilibrio





En la lengua tengo voces
mutiladas, asesinas,
luminosas, viperinas,
desbordantes y precoces.
Me desangran, son feroces,
reniegan del crucifijo.
No las entiendo, yo exijo
que desalojen el arca
de mi sangre.

                          Soy la marca
de algún dios que nos maldijo
y me apuntaló en el centro
de una tierra que se vuelve
un espejo, y me devuelve
desgarrada. Llevo dentro
un reloj y no lo encuentro,
una voz dice Frescura
pero no se vuelve pura
mi existencia, hay una mano
que me oprime, quiero en vano
disputarle mi cordura.

Siento mordidas e infieles
puñales sobre mi cuello.
Nada es bueno, nada es bello:
hay miles de cascabeles
de víboras, hay cinceles
que golpean mi cabeza
pero hay una voz que reza
el salmo de los difuntos
que despiertan todos juntos
y se sientan a la mesa.

Apago la luz, escucho:
los gritos son una alerta.
Dejo la ciudad abierta
para la fuga, no hay muchos
destinos, días...
                          Si lucho
contra mí, contra la casa,
el sol, la lluvia y la escasa
armonía de estos años
reviviré a los antaños
conocidos.
                           Todo pasa:
el dolor y la corriente
del arroyo.
                           Los amigos
se visten como enemigos.
Todo cambia,
                           hasta mi mente
que puede ser una fuente
sin agua y una tormenta
sin nubes, pero ella intenta
despojarse de los peces,
de los rayos, de las veces
que el infierno se presenta
con máscaras familiares:
todos rodamos al fondo.
En la garganta no,
                                  en lo hondo
del pecho encuentro vulgares
pensamientos, tengo mares
ardientes en las pupilas.
Dentro de mí tengo filas
de verdugos que disparan
pero los muros me amparan
y en los muros
                          crecen lilas
                          para los muertos
                          Mi voz
¿no grita Sol ni Ventanas?
¿Y es que nadie tiene ganas
de responder?
                         ¿Por qué nos
                         omiten?
                         No somos dos
pero tenemos dos bocas
impúdicas si no locas
para sentir el Amor
sin dulzura ni esplendor
¿Con qué palabras me tocas?
En cada letra hay ausencia
y mi nombre es
                          Desvarío
En el fuego existe el frío
y yo existo en mi conciencia.
Yo solo tengo de herencia
la tierra y el ataúd
la dicha sin plenitud
el agujero
                          la grieta
el camino sin la meta

¿Que se avecina un alud
y que me he quedado sola?
¿Qué me dicen del país?
No ha perdido la raíz
¿Y qué me dicen de la ola
que todavía me asola?
¿No ven un cuerpo bailar
bajo mis ropas
                          Sudar
la fiebre que padecemos
Si estoy sola
                         ¿no podemos
                         consolarnos
                         ni Gritar
                         ni ofender?
¿No habrán señales
de alegría?
                        Si me duermo
                        si me escondo
                        si no enfermo
si corrijo los triviales
y dramáticos finales
que se aproximan        quizás
pueda entender por qué las
noches crecen como espinas
y mis ideas son ruinas
de castillos
                        Llueve más
en mi memoria que afuera
Todo se borra
                        El vacío
parece ahora tan mío
para destruirlo yo diera
el tiempo
                       Si yo pudiera
daría todo el paisaje
de ayer y todo el plumaje
colorido que no existe.

Una palabra me embiste
una palabra salvaje
de oscuridad me aprisiona
La lengua es un garrote
un círculo de barrotes
una zona
de espejismos
                             Me abandona
                             Más no puedo caer
                             Descender
Las voces se desprenden
tal vez comprenden
que no puedo volver

Soy peligrosa
como todo el que me habita
Mi boca necesita
una canción armoniosa
o una fruta jugosa
para gritar

                         No juego
                         con fuego
porque soy una granada
¿Qué pasa?
                         No pasa nada
                         Me despego
                         del pasado
Hay una red
como jaula de gorriones
Estoy harta de prisiones
de los golpes y la sed
Voy a merced
                        de las voces
                        de los roces
                        antónimos del amor
La palabra versus la flor
son solo poses
para escapar del olvido
de la muerte
Tengo suerte
de haber sido
el sueño perdido
de algún dios
solo el polvo
                       Mi voz
                       esencial
                       se apaga
Se apaga
Adiós