domingo, 11 de noviembre de 2018

Premio Ala Décima XVIII concurso Regino Pedroso


 
Glosa que espera,
de Nuris Quintero


 


Desde el 2004 el Grupo Ala Décima entrega un premio especial al mejor poema concebido en décimas en el concurso nacional de poesía Regino Pedroso, que convocan cada dos años el periódico Trabajadores, la Central de Trabajadores de Cuba, el Instituto Cubano del Libro y otras instituciones. En su décima entrega, correspondiente a la decimoctava edición de ese certamen, mereció el lauro decimístico en el Regino Pedroso el poema Glosa que espera, de Nuris Quintero Cuéllar (Quivicán, Mayabeque, 1975), Licenciada en Lengua Inglesa que cuenta con numerosos galardones en certámenes municipales y provinciales, tanto en las modalidades de la poesía como en narrativa y en ensayo. Textos suyos se han publicado en selecciones literarias y publicaciones periódicas, dentro y fuera de Cuba, entre otras, en el segundo tomo (nacidos entre 1960 y 1995) de la antología Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana en el siglo XX. En el 2012, la Editorial Unicornio publicó su poemario en décimas Mujer y no Santa. En el 2015, mereció el Premio de tema erótico en el XV concurso nacional Ala Décima por su conjunto Vestida.









Glosa que espera



El alma trémula y sola
padece al anochecer
hay baile, vamos a ver
la bailarina española.

José Martí



En el deambular agudo
de la sonrisa que pesa
un ángel en la cabeza
me tiene el cuerpo desnudo.
Al ruedo del estornudo
este azul arrastra ola.
Por gaviota y caracola
con agua salada voy
al mar abierto. Yo soy
el alma trémula y sola.

Se me dobla la verdad
en la esquina que me tumbo
mientras empato otro rumbo
que jura felicidad.
Junto a tanta soledad
espero el amanecer,
tengo el sueño sin hacer
en medio del torbellino
y Dios sabe que el camino
padece al anochecer.

Ajena al mundo, al bullicio
fuera de tiempo trabajo
como quien cuelga de un gajo
sobrevivo al maleficio.
Le amo hasta el sacrificio
de la virgen en mujer
y me niego ante el placer
de las manos cuando invitan
a la copa. Y hasta gritan:
hay baile, vamos a ver.

A un siglo de lo posible
combate mi sagitario
y la voz del campanario
se va haciendo más legible.
Al parecer lo tangible
lleva presagio de estola.
Yo en la cama, y en la consola
para hilvanar la distancia
me regala su constancia
la bailarina española.