miércoles, 6 de marzo de 2019

Premio Ala Décima 2019


 
Casa-isla, de
Annalis Castillo Seguí






 
Para la poetisa premiada con el más alto lauro del certamen, concibió esta obra (acrílico sobre cartulina) el reconocido creador de las artes plásticas Kamyl Bullaudy. La pintura fue inspirada en el presente texto y destinada a la ganadora como parte del premio. Le correspondió también, además del diploma, otra pintura de Ángel Silvestre, así como dos selecciones de libros, una entregada por el proyecto La letra en rosa, de Luisa Oneida Landín, y otra proveniente del Centro Cultural Cubapoesía.









Casa-isla

Annalis Castillo Seguí



Primer premio
XIX concurso nacional
Ala Décima (2019)


JURADO:






PALABRAS PARA UNA CASA-ISLA.
APROXIMACIONES PARA UN ESPACIO VITAL

Aproximarse a la obra de alguien a quien no identificas por su nombre, sino por lo que dice, valida el criterio de que la poesía no necesita más defensa que la propia. Aun sin conocer a la autora de Casa-isla, ella supo atrapar mi atención entre un grupo de interesantes propuestas. Mucho de real y subjetivo hay en este espacio vital que ahora se engrandece cuando Annalis Castillo Seguí lo extiende hacia la Isla, espacio que puede ubicarse en circunstancias diversas del drama humano y es lugar de donde siempre se parte.

Para un tema recurrente en la literatura universal, la Casa suele ser la Ínsula dentro de otra ínsula vista por Lezama, o la Casa Primera de Diusmel Machado y las tantas casas que habitan en el universo subjetivo del o la poeta. Así Laura Ruiz Montes, Premio Uneac, 2016, mira a través de sus Diapositivas: Tomado en aquel allá/que era la cocina de la casa/el murito de la entrada/el quicio del patio. Mientras Laura repasa sus memorias, Annalis invade con los símiles menos esperados desde una perspectiva contemporánea y vivencial cuando escribe: La casa como un tatuaje por dentro./ Como una estampa. / ¿O serás casa una trampa/ debajo de tu ropaje?/ La casa como isla muda…/, así nos sumerge en el manantial discursivo de sus doce espinelas con rima consonante, donde nada falta o sobra. Cada palabra, con su sentido polisémico, nos conduce armoniosamente de principio a fin y donde aparecen guiños martianos cuando escribe:   La casa es como un puñal/ que por el puño echa flor, /la casa es como el color con que se pinta un final. Versos que nos remiten al más grande de los cubanos: José Martí, quien, desde el exilio, vida y obra, fueron marcadas por su Casa-Isla.

Enhorabuena, el unánime voto de mis compañeros del Jurado, Elizabeth Reinosa y Roly Ávalos, por este cuaderno que se premia el 26 de enero de 2019, cuando se conmemora el 166 aniversario del nacimiento de José Martí, y el 500 de la fundación de la ciudad que lo vio nacer.

Por esta Casa-Isla, de la que se parte y regresa, en disímiles circunstancias: Es la casa libro abierto / sobre un río subterráneo. Bienvenida, Annalis Castillo Seguí, al grupo de poetas decimistas.













Casa-isla


Cerrando la casa […] seguían en el ámbito propio,
olvidados de la ciudad […] ínsula dentro de otra ínsula.

Alejo Carpentier
El siglo de las luces




La casa como aislamiento,
añoranza, soledad.
La casa como una edad,
el principio: un nacimiento.
La casa como un lamento
que no sabe de abordaje.
La casa como un tatuaje
por dentro. Como una estampa.
¿O serás casa una trampa
debajo de tu ropaje?

La casa como isla muda,
como el bosque y la escopeta,
la casa como una meta
que el caminante desnuda.
¿Qué es la casa cuando enviuda
entre los trastos un grillo?
¿O en la cocina el rodillo
niega moldear la harina?
¿Qué eres, casa, si no trina
en tu alero un pajarillo?

Es la casa laberinto
de calles, olores, luces,
trayectoria que conduce
a un misterioso recinto.
La fragancia del jacinto
se escurre tras la bisagra.
En la casa el carbón flagra
como un ave en extinción,
pues la casa es la emulsión
que sin gente se avinagra.

La casa es la pesadumbre,
la indiferencia, el jolgorio.
La casa es un accesorio
que agita la incertidumbre.
Es también una legumbre
y es el hambre y es la pena.
La casa fue la cadena
del liberto, del esclavo.
Fue la espiga, igual el clavo.
La antepenúltima cena.

Es una casa cerrada
el hogar de los fantasmas,
del tiempo, del polvo. El asma
colectiva, la balada
que enardece la manada
que tira y tira del carro.
La casa es como un cigarro
apagado. Es una cura.
La casa es el agua pura
en el fondo de algún jarro.

La casa es como el cristal
de incesante transparencia,
las palabras de inocencia
de un infante inmaterial.
Un sorbo del Santo Grial
a quien busca infinitud.
El tornado o la quietud,
la oscuridad, la cerilla,
la casa es como una milla
que no expresa longitud.

La casa es como ese barco
que atraviesa el mar oscuro,
como un balde de cianuro
que vertieran en un charco
en el que imagino al Arco
de Triunfo que hay en París.
Unos dicen que es país,
aunque puede ser el Circo
de Gredos donde hay un hirco
dibujado en el tapiz.

La casa es un aguijón
que se deshace en los poros.
Profundo silencio. Coro
celeste en el panteón
familiar. Tenue rincón
que escapa del aguacero.
La casa es invernadero
de los tonos más abstractos,
mil y un dramas, mil y un actos
guardados en el joyero.

La casa es como un puñal
que por el puño echa flor,
la casa es como el color
con que se pinta un final.
La casa es la terminal
de la que siempre se parte.
La casa es como el descarte
ante un juez de aquel testigo
que fue el árbol y fue el higo
que fruteció por un arte
de magia. Es una avalancha
que retorna hacia la cima.
Para el actor, la tarima,
para el náufrago, una lancha,
pero igual es una mancha
encima del azulejo.
La casa es el catalejo
para observar a la luna.
La casa es como la cuna
para dormir a algún viejo.

La casa es un ciervo herido
que busca en el monte amparo.
La casa es como un disparo
en la sien. La casa es nido
de peces. También un ruido
y afonía y desconcierto.
Es la casa libro abierto
sobre un río subterráneo.
La casa es hueso, es el cráneo,
es un final: es el muerto.








ANNALIS DE LA CARIDAD CASTILLO SEGUÍ (Sibanicú, Camagüey, 1988; hoy residente en La Habana). Poetisa, narradora, editora y diseñadora. Licenciada en Estudios Socioculturales y diplomada en igual especialidad. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Se desempeña como editora y diseñadora de publicaciones en la sede nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Cuenta con reconocimientos en poesía y narrativa y tiene dos títulos de literatura infantil publicados por la Editorial Ácana, de Camagüey.








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