Desuso del miedo,
de Mayelín Barrera Castro
Foto tomada de su
página en Facebook
El Premio Wilfredo
Sánchez, de tema social, concedido por el periódico Trabajadores, consistió en libros de la
biblioteca personal de ese fallecido combatiente, donados por su viuda Zoraida,
así como una obra del artista de la plástica Manuel
Fernández Malagón.
Desuso
del miedo
Mayelín Barrera Castro
Premio Wilfredo Sánchez, de tema social
XIX concurso nacional
Ala Décima (2019)
JURADO:
Desuso
del miedo
El muro es siempre un intento de muro. Sin objeción sin veneno de
escorpión. El muro impugna el talento, su imagen es esperpento ante agua
enmascarada, ante una historia arrugada por la lucidez del salto. ¿Quién arropa
el sobresalto de la fuga mutilada?
Hay demasiada retina bajo lluvia turbulenta. Un crucigrama en la cuenta de
presunta dopamina. ¿Cuánto duele la morfina? ¿Cuánto mide el sufrimiento? ¿Es
la ecuación el lamento triunfal de voces naranjas?
La pasión no tiene franjas ni el
cobarde acogimiento.
¿Quién es el miedo? Un verdugo. Mutila ventanas, puertas en mi piel. No hay
más ofertas para el temor que conjugo. Ese miedo muerde el yugo de los perros
en mi lengua; el mutismo no desmengua insepulta indignación. Sin olfatos la
traición huele un dogma que no mengua. Ese dogma no unió bien los puntos de la
golpiza. La paranoia es la prisa por
donde escapa el Edén ¿censurado? ¿fugaz?
¿Quién compra el próximo silencio?
Voy sin apuestas.
Sentencio un método de exterminio en masa ¿Qué vaticinio paradójico
evidencio?
La historia no dice todo lo que el tiempo silenció.
¿Qué costumbre colocó punto final al periodo de esclavitud?, sobre todo, de
género, de estallido. Más que un eufórico ruido, tal vez una lenta marcha. El
carácter se hace escarcha, no descubre otro sentido.
La violencia es un deporte propagado por la red del silencio. ¿Cuánta sed
de hostilidad en el porte?
La suerte sigue en el norte oxidado de la prensa. Alguien descubre que
piensa, planifica su descanso histriónico; mas yo avanzo…
inmóvil autodefensa.
Una pausa es la razón para tolerancia cero, denuncia es un agujero negro
(habitual evasión) El éxodo es inversión inexacta, un ejercicio, otro espécimen
ficticio. Una pausa justifica las dudas, pero no explica la esencia del
artificio.
Un sofisma estacionario aquieta la multitud, diagnostica otra salud virtual
para el calendario. El miedo es un voluntario dictador de la conciencia. Del
contrato a la demencia no hay estático trayecto. Alguien apura el proyecto
social
˂˂No a la inteligencia˃˃
Ahora el vocabulario de la INTERNET me convida a socializar mi huida que
solo es un formulario. ¿Quién exilia el comentario grácil de mi sobrenombre?
No vale clonar al hombre.
Sumo el miedo colectivo.
¿El resultado?
Un archivo no confiable con un nombre.
Zona portátil
El diálogo comprimido en zona portátil prueba la fatiga que conlleva un
álbum introvertido. Ya no conservo el latido de una nueva aplicación. Pulso
configuración, copia de seguridad, luego accesibilidad. Me esfumo bajo presión
a la salida de texto. Automática pantalla al amor que no se halla en redes Wi-Fi.
—¿Pretexto?
—La contraseña.
—¿Contexto?
—El caos.
Mi celular es un modo de volar.
No answer,
llame más tarde.
Un siglo en mi oreja arde antes de desactivar los datos móviles.
Uso una boscosa energía para evadir la avería que la timidez impuso.
A veces soy yo el intruso o Messenger.
Simplemente la insatisfacción del cliente deja incierto el tecnológico
mundo, mucho más ilógico de lo que piensa la gente.
Quién no huye a su destino
después que apaguen las luces
y ya nadie se haga cruces
en un altar clandestino.
Cómo explicar lo dañino
de las grasas saturadas
cuando los cuentos de Hadas
no aquietan la inocencia.
La despedida no es ciencia
solo sombras despiadadas.
No basta solo un oficio
de piedras, un portavoz.
No basta el oído atroz
del cobarde, su bullicio
ni siquiera el artificio
que nos oculta la muerte.
Sé que es mentira la suerte
del que invoca sin el Nombre
el amor, la vida, el hombre
son temas que nadie advierte.
MARÍA
MAYELÍN BARRERA CASTRO (Las Tunas, 1979),
especialista de Literatura de la Casa
Iberoamericana de la Décima Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé,
sita en su ciudad natal. Poetisa y narradora. Licenciada en Educación
Prescolar. Ha merecido diversos lauros, entre ellos el Dinosaurio; el Tomasa
Varona, en literatura infantil; el González Warris, en España, 2014; el de
Poesía amatoria en el concurso Soy el amor, soy el verso, 2015; el Premio
Ala Décima en el concurso Décima al filo 2015; el Premio
Ala Décima en el concurso Décima al filo 2016; el Premio
del concurso Ada Elba Pérez en la Bienal Identidad 2017; y el Tercer
Premio y Premio de tema comunitario en el XVIII concurso Ala Décima (2018).
Textos suyos han sido publicados en sitios digitales de Cuba y otros países.
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