Náufragos del tiempo,
de Reinier Hernández
En el VIII
Concurso de décima escrita Toda luz y toda mía —cuya premiación se efectuó
en junio durante el Séptimo
Festival Internacional de esa agrupación con sede en Sancti Spíritus — se
entregó por tercera vez un lauro del Grupo
Ala Décima para autor joven, que correspondió a la obra Náufragos del
tiempo,
de Reinier
Hernández Escalona (1995, San José, municipio de Colombia,
provincia de Las Tunas). Integraron el
jurado los poetas Miguel
Mariano Piñero, Antonio
Rodríguez Salvador (Chichito) y Pedro
Péglez González.
Náufragos del tiempo
Primer naufragio
Para
mi pueblo
Diluvian índices
¿Pero quién apunta a
Dios?
Pedro
Péglez
…
al espejismo del juicio
Pedro
Péglez
Mi
nave viaja entre el lodo
en
busca de la manzana
prometida, cual campana
sin
latidos, busca el modo
de
encontrar algún recodo
sin
los alcoholes del vicio.
Senos
que buscan auspicio
con
el Norte en la mirada.
Mi
nave viaja confiada
al espejismo del juicio.
…que nunca partió al futuro
Carlos Esquivel
Mi
nave es una raíz
que
en otro idioma se anida,
como
un perro (con la herida
de
ladrarle a su país).
Mi
nave nunca es París,
es
solo un dolor oscuro
que
late bajo el conjuro
sarcástico
del dinero,
un
náufrago (sin madero)
que nunca partió al futuro.
…la huella de la sequía
Jorge Adrián Betancourt
Mi
nave tiene senderos
con
hambre de salvación
(perdidos
en la ilusión
de
un banquete entre balseros).
Tiene
santos pordioseros
que
eclipsan la luz del día,
una
avanzada miopía
bajo
lentes de papel
y
una nube a flor de piel:
la huella de la sequía.
…que
la distancia destruye
Carlos Esquivel
Mi
nave es una locura
de
concepciones irónicas,
lleva
en su diario las crónicas
del abismo. Su cordura
ve solo el pan cuando jura
por algún dios y no intuye
sus desmemorias. Construye
una cruz al hijo ausente
con los escombros del puente
que la distancia destruye.
…a
Cristo con una lupa
José Luis Serrano
Mi nave tiene banderas
que ondulan por el exilio,
voces buscando concilio
en apagadas hogueras,
nubes de polvo, quimeras
del tiempo que nos agrupa
al fondo de una chalupa
con el mito de escapar
y en
algún sueño encontrar
a Cristo con una lupa.
…con seis caras de serpiente
Miguel
Mariano Piñero
Mi nave es como un soldado
con heridas en batallas
silenciosas y medallas
de dolor. Lleva tatuado
un signo gris al costado
(ser hijo de padre ausente).
Mi nave es un leño ardiente,
el infierno ante la cruz,
un dado de sangre y pus
con seis caras de serpiente.
… sobre la
espalda de Dios
Irelia Pérez
Mi
nave: una jerga muda
de
palabras al vacío,
un
muro arcaico y sombrío,
mano
sedienta y desnuda
de
bondades, Calle cruda
con
heridas en su voz,
un
pez que bebe el atroz
diluvio
de otras doctrinas
y
un aguacero de espinas
sobre la espalda de Dios.
Último naufragio
...bucólicos, desaciertos,
luces,
naipes y entresijos.
Fin de la
historia, acertijos.
Silencio…
¿Ya estamos muertos?
Miguel Mariano Piñero
Nostradamus:
alguien toma tus
augurios como falsos
y forja nuevos cadalsos en los caminos a Roma.
Babel busca en cada idioma lenguas para los
conciertos mudos.
Ya no existen puertos donde exiliar otras
voces
y el hombre cultiva adioses bucólicos,
desaciertos sobre su esencia
suicida.
Hoy otra playa
es la rueda de la fortuna
(moneda versus alma).
Otra
salida al infierno.
Una embestida donde muros y acertijos disipan sueños.
Los hijos
solos…
la
sombra.
El anzuelo esconde bajo el señuelo luces
naipes y entresijos.
Nostradamus:
(como sabes)
Grecia vive en cada ampolla
y otros Caballos de Troya conquistan nuevos
enclaves.
El Sur enfila sus naves al Norte.
Nuevos alijos pueblan un mar de amasijos
y vana ausencia
¿Quién planta otro grito en mi garganta?
Fin de la historia,
acertijos insondables.
Aranceles del mediterráneo.
Voces
que gritan clemencia.
Dioses inmutables.
Oropeles que cubren rasgadas pieles.
Náufragos
sin mar.
Conciertos sórdidos.
Olas
sin puertos.
Nostradamus:
somos sal y rocas
¿Es el final?
Silencio…
¿Ya estamos muertos?
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