lunes, 4 de octubre de 2021

Premio del XIII concurso de glosas Naborí


Fallida oda
a mi rojo izquierdo
,
de Yadira Troche Nerey

 

Foto: Cortesía de la autora



A partir del 2009, la filial del Grupo Ala Décima en San Miguel del Padrón, municipio natal de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, rinde tributo al poeta con el concurso nacional de glosas que lleva su nombre. En esta decimotercera edición (2021) mereció ese lauro el texto Fallida oda a mi rojo izquierdo, de Yadira Troche Nerey (Camagüey, 1985; médico, poetisa, narradora, escritora para niños), autora con varios reconocimientos, los más recientes de los cuales son, en el 2021, el Premio Guajira, junco y palmera, convocado por el CIDVI y el Premio del concurso 4x10 Verano, en su ciudad natal, por su poema Apostasía por un Dios-Numen en mi cintura. De su autoría hemos publicado su homenaje a Nicolás Guillén desde su tierra natal; Yadira, Alejandro y el dolor camagüeyano, por la difícil situación epidemiológica de esa provincia, así como su tributo a José Martí, el Hombre de La Edad de Oro, en el aniversario 126 de su caída en combate y sus poemas La ventana miente, en versos hexasílabos, y Homenaje a Mijaín López.

 

 

 

Fallida oda a mi rojo izquierdo

- INUTILEM CORDE -

 

Vendrá mi muerte ciega para el llanto,
me llevará, y el mundo en que he vivido
se olvidará de mí, pero no tanto
como yo mismo, que seré el olvido.

Jesús Orta Ruiz

 

 

La esquina de mi armónium: el desnudo
ápice de mi rojo izquierdo, muere;
su numen parapléjico se adhiere
en un sueño arrugado. Yo saludo
el cabalgar de diástoles, me escudo
y su torpe latido se acoraza,
me necesita lejos, ya su casa
es un burdel de fluidos que segrega.
Al concurso «vendrá mi muerte ciega
para el llanto»
de un pecho y la mordaza.

Centro de pulso breve y adictivo
con el vapor cimbrando  mis opciones:
atrios, sangre, ventrículos, porciones
de su tenue pacer, me hincan. No vivo.
Apenas mugre, cuajo, un primitivo
enigma de sudores rumiará
tras esta posesión. «Me llevará,
y el mundo en que he vivido»
de rodilla,
tal vez rompa en mi seno una buhardilla
donde un atroz dup-lup me ceñirá.

̶  ¡Miocardio de convites en mis penas,
vente a barrer el póstumo concierto,
hay notas en mis ancas, te lo advierto:
dictamen de locuras y gangrenas!
¡Vuelve a negar los sinos, las condenas,
agota lo faltante, el abandono,
mi oxígeno, tu raza y el carbono!  ̶  .
«Se olvidará de mí, pero no tanto»,
mísero corazón que en adelanto
ha elegido mudarse. Le perdono.

Absuelvo al remitente de mi hondura
de este fallo en el eje del chasquido,
«como yo mismo, que seré el olvido»;
indulto la acritud, su desmesura,
el recuerdo obligado, la sutura.
La esquina de mi armónium claudicante
muere de vida fútil, del menguante
brío de amar a ratos y a deshoras.
̶   ¿Por qué músculo terco no devoras
mi lengua de suicida en este instante?  ̶  .