sábado, 24 de octubre de 2009


Premio Ala Décima
en el XIII concurso
Regino Pedroso 2009

Impostura del árbol,
de Ada Isabel Machín




Desde el 2004 el Grupo Ala Décima entrega un premio especial al mejor poema concebido en décimas en el
concurso nacional de poesía Regino Pedroso, que convocan anualmente el periódico Trabajadores, la Central de Trabajadores de Cuba, el Instituto Cubano del Libro y el Consejo Nacional de Casas de Cultura.

En su quinta entrega, correspondiente a la decimotercera edición de ese certamen, mereció el lauro decimístico en el Regino Pedroso el poema Impostura del árbol, de la poetisa y compositora Ada Isabel Machín Álvarez, nacida en Ciudad de La Habana, en 1961, Licenciada en Información Científico-técnica y Bibliotecología en la Universidad de La Habana —donde trabaja actualmente— y graduada del conservatorio Ignacio Cervantes en la especialidad de piano. Anteriormente, entre otros galardones, Ada había alcanzado el segundo lugar en el VIII concurso nacional Ala Décima 2008, con su obra Del otro lado del tiempo.







Impostura del árbol




Hay un árbol que ya no pertenece
al cómplice dolor que le dio abrigo.
El árbol que llegó junto contigo,
de la semilla de otros muertos crece.
Regaste tú, como quien no perece,
esa arteria parásita y altiva,
que a tu hojarasca de verdores priva
como el pétalo gris que en mí se injerta:
jardinera sin flor, tu savia yerta
dentro del árbol se quedó cautiva.
Dentro del árbol se quedó cautiva
también la fruta de mi noche espesa,
la arrancaré con ansia de hambre gruesa
y morderé su aliento mientras viva.
Que el hacha en desmesura no se inhiba
al taladrar la médula impostora:
el árbol que nació en aciaga hora
ya no es el mismo que a tu mies asiste:
como el árbol primero tú te fuiste,
y yo no puedo resembrarte ahora.



martes, 29 de septiembre de 2009


Premio del primer
concurso de glosas
Jesús Orta Ruiz
(2009)




Soliloquio en la distancia
,
de Encarnación de Armas



A partir de este 2009, la filial de San Miguel del Padrón del Grupo Ala Décima, desde el municipio natal del Indio Naborí, rinde tributo al poeta con el concurso de glosas y pies forzados Jesús Orta Ruiz (décima escrita y décima oral improvisada, respectivamente). En esta primera edición, en el apartado de glosas mereció el lauro el poema Soliloquio en la distancia, de Encarnación de Armas Medina (Jaruco, La Habana, 1933), entre cuyos numerosos galardones figura el Premio Nacional Cucalambé de 1994 con su libro Beso que desata luz, publicado por la Editorial Sanlope al año siguiente.



Soliloquio en la distancia



Tu proximidad lejana
de luna viene hasta mí
cuando al par que estoy aquí
me estoy viendo en tu ventana.

Jesús Orta Ruiz





(1)

Poeta, pido a la muerte
en abstinencia de luto,
que me conceda un minuto
el privilegio de verte.
Quiero conocer tu suerte
donde el tiempo deshilvana
un susto de arruga y cana
del humano desnivel,
y palpar sobre mi piel
tu proximidad lejana.


(2)

Ven, que septiembre te nombra
desde su giro postrer,
y augura tu renacer
por encima de la sombra.
La otra vida no te asombra
si llevas la luz en sí,
yo sé que estás por ahí
rimando todo lo bello,
cuando un errante destello
de luna viene hasta mí.


(3)

Te siento cerca. Quién sabe
si en escape del panteón,
por una resurrección
de laúd, guitarra y clave.
Eres en un nuevo enclave
la fotocopia de ti.
Puedo contemplarte así
a través de una fragancia.
Soliloquio en la distancia
cuando al par que estoy aquí.


(4)

Quédate donde yo pueda
en un milagro precoz,
creer que existe tu voz
porque en lo inmortal se hospeda.
Deja que el mundo en su rueda
siga rumbo hacia el mañana,
mientras en jira temprana
sin saber si muero o vivo,
cuando una décima escribo
me estoy viendo en tu ventana.



viernes, 14 de agosto de 2009


Premios
de tema social
y comunitario,
IX concurso
Ala Décima
2009




Algunas patrias salvadas
,
de Jorge Luis Arias Reina





JURADO:

Odalys Leyva
Argel Fernández
Modesto Caballero





En el concurso nacional Ala Décima, el premio accesorio Wilfredo Sánchez, de tema social, lo otorga el periódico Trabajadores, y el premio accesorio Célida Cortina, de tema comunitario, lo entrega el
Grupo Omni-Zona Franca.




Algunas patrias salvadas


Jorge Luis Arias Reina




Lo grande del hombre es que es un puente, y no una meta; lo que se puede amar en el hombre es que es un tránsito y no un acabamiento
.

Federico Nietzsche



El hombre es un enigma transitorio

José Luis Serrano





Breve elegía de salvación


Alguien pone la carnada.
Alguien se traga el anzuelo.
Alguien usa un escalpelo.
Alguien empuña una espada.

J. L. S.



Señor, soy un superhombre.

Soy el que sangra su historia.
Un niño de escasa gloria
sin porvenir y sin nombre.
Huérfano de luz. Un hombre
invisible a la mirada,
de aquellos que una estocada
perpetuan sádicamente.
En mi soledad urgente
alguien pone la carnada
muy sutil sobre la mesa.
Han servido mi costumbre.
¿Alrededor de cuál lumbre
mi venganza quedó presa?
¿De qué sirve la promesa
impertérrita del cielo?
Nadie sabe el desconsuelo
de una víctima que espera,
cuando a la luz de la hoguera
alguien se traga el anzuelo.
Señor, perdona. No pude
resistir el Universo.
El discurso de tu verso
a la multitud sacude.
Un hombre se ahoga. Acude,
sin blasfemar, hasta el Cielo.
¿Será que pierde un anhelo,
o invisibles son sus alas?
Alguien bendice las balas.
Alguien usa un escalpelo
para cruzar la frontera
y exiliarse entre los muertos.
Arden los ojos abiertos
por la terrible ceguera.
¿Dónde olvidé mi bandera?
¿Cuál sería la coartada:
lanzarle una bofetada
al destino, inútilmente?
Alguien ha cruzado el puente.
Alguien empuña una espada.






Las patrias del sueño


El que ha soñado su viaje
y el sueño lo deja fuera.
El que cruza la frontera
y adentro carga un paisaje.

D. M. E.



Con su oscura cicatriz
al amanecer tropieza.
(En el pie o en la cabeza
guarda una sombra infeliz.)
¿Quién desprendió su raíz?
¿Quién extraña su linaje?
Bajo el ardor del celaje
esconde su triste edad
–y descubre otra verdad–
el que ha soñado su viaje.


¿Será que vive el pasado
en los saltos del presente?
¿En qué traición, de repente,
el silencio lo ha callado?

Limpio polvo enamorado
se oculta tras su bandera,
sin escanciar la manera
con que deshoja el destino.
Alguien busca su camino
y el sueño lo deja fuera.


Pero el pie sangra descalzo
en su tránsito al descuido,
y teje una sombra el ruido
profundo, que pisa en falso.
(Sentado frente al cadalso
hay otro invierno que espera.)
Alrededor de la hoguera
gira grave adivinanza:
¿Deja atrás una añoranza
el que cruza la frontera?


¿Qué certidumbre ha salvado
esta campana sin luz?
¿En cuál vértice, la cruz

deja el recuerdo colgado?
Con la espuma en el costado
regresa, exhausto, del viaje.
Al partir, son su equipaje:
una isla, un sueño verde
que en lontananza se pierde…
Y adentro carga un paisaje!





Carta al amigo del Sur


Todos estamos en el exilio, porque
nunca estamos donde tenemos que estar.

Carlos Esquivel G.




Hermano mío:

La gente ahoga su eternidad, a espaldas de una ciudad quejumbrosa, gris, urgente… Yo, que no soy diferente, presiento un norte de olvido (una lluvia, algún crujido que se desprende del fuego.) Y antes de quedarme ciego, auguro un canto prohibido.

Con impaciencia me inclino, ante una fe absurda y rota, que desprende gota a gota ese Dios que no imagino. ¿Será amargo nuestro vino? ¿Podrá endulzar mi costumbre? Un relámpago sin lumbre anuncia que ha muerto el día. Hermano, cuánta utopía sostiene la pesadumbre.

Soy un náufrago imprudente que perdió su rumbo. Ahora, tanta diatriba devora mi soledad inocente. Yo quiero morir de frente, y desangrarme en el miedo. Indeciso, me concedo una ruta hacia la historia. Una migaja de gloria. Llegar a estatua, si puedo.

Amigo, el hombre tropieza con la muerte, y su acertijo es un estandarte fijo en el mar de su pobreza. Desconcertado, regresa de un sueño ilusorio, grave. ¿En qué lágrima sin clave su añoranza ha navegado? Este país, disfrazado, ¿nos salvará? Nadie sabe.

Arde en mí la despedida como una lámpara escasa. (En un rincón de la casa, una bandera encendida.) Ya se acerca la partida, zarpa al sur el barco viejo. En la cubierta un vencejo trina anunciando esta carta.

Hermano, adiós.

Y haz que parta, sin arrugas,
tu entrecejo.






JORGE LUIS ARIAS REINA
(Guáimaro, Camagüey, 1977), promotor en la Dirección Municipal de Cultura de su territorio y miembro de su taller literario municipal. Ha obtenido reconocimientos como el Premio Eliseo Saavedra, en Sibanicú (2005, 2007 y 2008); el Premio Célida Cortina de tema comunitario en el VI Ala Décima (2006); el premio Décimas para el amor Hermeides Pompa en el VII Ala Décima (2007); el Décima Joven 2007 con su cuaderno Los peligros del cielo; y en ese mismo año el segundo premio en el concurso nacional de glosas “Canto alrededor del punto”, en homenaje a Adolfo Martí Fuentes. En el 2008, mereció el Premio Wilfredo Sánchez de tema social en el VIII concurso nacional Ala Décima con su cuaderno La sangre y las fronteras.



lunes, 27 de julio de 2009


Premio
del Grupo
Décima al filo,
IX concurso
Ala Décima
2009


Esquirlas
,
de Martha Rosa Fernández




JURADO:

Odalys Leyva
Argel Fernández
Modesto Caballero




El premio accesorio del Grupo Décima al filo en el concurso nacional Ala Décima lo otorga esa agrupación de poetisas al mejor cuaderno enviado por mujer.




Esquirlas


Martha Rosa Fernández







Lilith



soy del fango se presume
que rompí con la frontera
de mis muros en la espera
se enrarece hasta el perfume
de mi suerte no me abrume
con torpezas soy el fin
en este mundo festín
no soy mujer soy enigma
en mi frente hay un estigma
llevo el signo de Caín


qué es la verdad quién la enuncia
oigo una voz que se pierde
siento el colmillo que muerde
mi lengua porque denuncia
la bífida ley que anuncia
un ardid contra mi duelo
no quiero volar mi vuelo
se quedó donde la espera
me ha dejado prisionera
de la tarde y del desvelo


hoy divago como un paria
será que llegué primero
y el Edén fue mi madero
salid vagad mi plegaria
es sentirme necesaria
suelo bregar hasta el fondo
gris del barranco en el hondo
lodazal mi rostro gime
y ni este final me exime
de la culpa no respondo


no doy razones preveo
las leyes del que me acusa
pues la ausencia de mi blusa
no significa un trofeo
no soy diosa del deseo
ni de la luz amamanto
el fuego por el que canto
entre cuerdas ya raídas
las notas en estampidas
rasgan piedras de mi llanto


qué es el temor no es encuentro
ni es darle espalda a la vida
no es temerle a la partida
ni llorar el desencuentro
es filo que roza dentro
de mi carne es el quejido
de un sueño que se ha perdido
dentro de dudas y azares
es laberinto de mares
que me arrastran al olvido


dónde duermo no hay almohada
que sostenga mi cabeza
la reviso pieza a pieza
soy Quijote con espada
sin filo desenvainada
traigo lleno mi carcaj
en sus flechas la verdad
se encierra en un acertijo
no las tiro yo no elijo
elige alguna deidad


qué es la razón es la daga
con que sangrará mi frente
es la espada de la mente
que mi corazón apaga
puede ser la sombra vaga
que por error he fundido
el resto sigue escondido
en el fondo de la luz
la razón puede ser cruz
meditación y alarido


me debato entre la duda
mis ropas huyen por qué
me embiste lo que no fue
por qué mi cuerpo se escuda
bajo la sentencia cruda
que ensombrece la piedad
en harapos de orfandad
van mis espinas un cacto
es la savia de mi pacto
entre el miedo y la verdad


en busca de un nigromante
del misterio me alucina
y no puedo con la espina
acusad yo sigo errante
en el infierno de Dante
soy Beatriz busco soborno
la luz que no llega entorno
los ojos a mi destino
yo voy como el peregrino
no me interesa el retorno


entre verdad y censura
entre un temblor y mi sombra
que vuela un halcón me nombra
me grita y en mi estatura
no escucho clamo mesura
me tiene atada a sus pies
de raíz soy el traspiés
que mi utopía comparte
mi halcón se ha perdido parte
sobrevuela en el revés


quién duda de mi existencia
quién no me escucha perdón
la cordura no es mi don
no llevo trajes la esencia
es dudar de la presencia
de aquel signo quien me enfrente
que se arriesgue y no alimente
esperanzas no me acuse
con mi historia no se cruce
llevo a Caín en la frente.





MARTHA ROSA FERNÁNDEZ
(Las Tunas, 1961). Médico endocrinóloga. Integrante del taller literario ”Cucalambé” y del taller de narrativa “La Oveja Negra”. Ha publicado Celulín (2006, cuento para niños) y Travirrumba (2007, poesía para niños). Alcanzó el Premio Meñique 2007 en cuento corto para niños, el Gran Premio en el tercer concurso nacional Décima al Filo 2007, y en ese mismo año la primera mención en el concurso de glosas Canto alrededor del punto y primera mención en el concurso Principito, en el género de narrativa.


miércoles, 8 de julio de 2009

Premio
Décimas
para el amor
"Hermeides Pompa",
IX concurso
Ala Décima
2009


Trazos que el agua condena
,
de Lisbet Alemán



JURADO:

Odalys Leyva
Argel Fernández
Modesto Caballero



El premio accesorio Décimas para el amor Hermeides Pompa en el concurso nacional Ala Décima lo otorga la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas.





Trazos que el agua condena


Lisbet Alemán





Trazos que el agua condena


Cuando el amor no distingue
las dimensiones del pecho,
se cobija en otro techo
y toda el hambre se extingue.
Cuando el amor no distingue
la pasión de quien lo clama,
quemándose con la flama
ardiente de quien lo nombra
se va apagando en la sombra
muriendo en su propia cama


En la fiebre desmedida
amor y dolor se juntan
y con sus dedos apuntan
sobre la reciente herida
para un alma poseída
por este don y cadena
amar es cargar la ajena
lucha del cuerpo y la mente
aunque el corazón se ausente
en un canto de sirena


Es escribir en la arena
poemas desconocidos
dibujar trazos torcidos
trazos que el agua condena
a ahogarse en la tibia pena
de las olas y del viento
abrirse por un momento
el pecho completo, todo
y no encontrar nunca el modo
que apellide al sentimiento


Es de los dones divinos
que dio la naturaleza
el de más honda nobleza
el de más hermosos trinos
la raíz de los encinos
la simiente de los suelos.
Ángel que guarda los cielos
para entreabrirlos después
y que nazcan a tus pies
como gigantes pañuelos


El que ama no pretende
amarrarse en otra piel
pretende llenar el cruel
vacío que no lo enciende
quien ama da todo, entiende
que amar es darse sin miedos
aunque te marquen los dedos
y te titulen de loco
quien ama entiende muy poco
de normas, reglas o credos


Amar es llenar de luz
la vida de quien amamos
un recibir cuando damos
aunque nos muerda la cruz
de sentirnos sobre sus
alas sin saber volar,
amar es nunca dejar
de ser niños y elevarse
en cada ilusión y darse
sin renunciar a soñar


El gesto de un hombre ciego
sentado sobre la acera
como quien la luz espera
sintiendo el calor del fuego
Es desvanecerse luego
en una pasión radiante
es un latido cortante
con la fuerza de los dioses
haciendo de los adioses
una iniciación constante


Un perfume que se asoma
siempre en frasco diferente
es inexplicablemente
poner punto si va coma,
ligarnos con el aroma
del cuerpo que nos estrecha
es de Cupido la flecha,
que se encrespa con la piel
cuando se acorta el papel
y el reloj cambia de fecha


Es como el sol y la noche
el placer de los amantes
que encontrándose distantes
hacen de su amor el coche
que los junta como un broche
muy difícil de romper,
amar es dejar de ser
en el placer del minuto
para transformarse en fruto
en el continuo nacer


Amar es nunca perder
aún creyéndonos vencidos
es saber dejar cosidos
trozos de recuerdos, ver
que consiste en no correr
para alcanzar la conquista
amar no es llenar la lista
para anotarnos más puntos
se trata de otros asuntos
que no saltan a la vista


Los caminos de la vida
están llenos de remiendo
el alma va oscureciendo
con tanta angustia suicida.
Sin iniciar la partida
muchos se dan por vencidos
y en intentos repetidos
ponen la suerte en los dados.
Amar es vencer los grados
aunque salgamos heridos


Si toca fuerte revuelve
las fuerzas del universo
como quien cierra en un verso
el verso que siempre vuelve
tarda a veces y resuelve
manifestarse en la guerra
y da la espalda y se encierra
con sus ojos inseguros
sólido como los muros
que se siembran a la tierra


Es el impulso que aprieta

y va creciendo por dentro
porque el amor es el centro
en la pluma del poeta
es empinar un cometa
tirar botellas al mar
es un compartir y dar
para vencer el abismo
y chocar con uno mismo
después de tanto buscar





L
ISBET ALEMÁN MURGA (Ciudad de La Habana, 1989). Bachiller en Humanidades. Pertenece al taller literario Rolando Escardó, de la Casa de la Poesía de la Oficina del Historiador, en La Habana Vieja. En 2008 obtuvo mención en el concurso nacional de glosas Canto alrededor del punto, de homenaje a Adolfo Martí Fuentes, convocado por la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas.

miércoles, 24 de junio de 2009

Premio
de tema erótico
IX concurso
Ala Décima

2009

Olas y señales,
de Ondina Gamboa





JURADO:

Odalys Leyva
Argel Fernández
Modesto Caballero



El premio accesorio de tema erótico en el concurso nacional Ala Décima lo otorga el Centro de Arte y Literatura Fayad Jamís, de Alamar, La Habana del Este.




Olas y señales


Ondina Gamboa




Olas y señales



En las olas me abandono
y en lo oscuro de la danza,
dueña soy de la esperanza
y enemiga del encono.
Cien mariposas te dono,
para espantar lo perverso,
en el amor me disperso
donde se ocultan las brumas.
Mi barca es viento de espumas,
voy peregrina del verso.

En la sombra de la palma
un vendaval se consume,
entre recuerdo y perfume
va mi piel, se va mi alma.
Tímida, sensual, con calma
me enredo con el destino.
Si la veleidad es sino
sobre clavos y desmanes,
iré repartiendo panes,
descalza, por el camino.

Entre el camino y la espada
se desgarran las disputas
y los fracasos que escrutas
a los duendes de la nada.
La justicia equivocada
juega a la suerte sin frenos.
Ya ha robado a los ajenos
y en la eternidad, la furia
tiene matices de injuria,
es un alud, son los truenos.

Mi barco de caracolas,
está preñado de empeños
y de misteriosos sueños,
hay duendes sobre las olas.
Las musas en camisolas
tocan arpas peregrinas.
Esculpen las golondrinas
se estela de blanco encaje,
mientras se cambian de traje
en mi barco las Ondinas.

Es marzo, me besa el viento
de otoños en estampida
se abre sin piedad la herida
que ha lacerado el intento.
Eternizo este momento,
que me aleja del oscuro
sendero, si venzo el muro
que cierra los ventanales.
Mi sed sacio en manantiales
que me llevan al futuro.

Voy sola con la conciencia
que no teme a los ocasos
noviembre se va sin pasos,
es tribunal que sentencia.
Aún me visto de inocencia
bajo la mirada cruda
y el tiempo va con la duda
pero el temor no me alcanza.
Vestida por la esperanza
esta mujer va desnuda.

Con mis ángeles de rojo
corro la venda de luz
se desliza hasta mi cruz
en la noche que me escojo.
Todo el intento remojo
en la paz que se descorre.
Dejo que mi mano borre
la tempestad que me asalta
no hay cordura, nada falta
en él yo, que me socorre.

Borro sin piedad la huella
del pasado sin fortuna.
Cada duende de mi luna
como el espanto, me sella.
Salta la calma, destella
un credo en mi verso triste
sobre la mesa resiste
la soledad del asombro.
Hoy me salva del escombro
el silencio que me embiste.

Camino sola, testigos:
son el pecho, la promesa.
Salir del mañana ilesa
sin soledad de mendigos.
Los arpegios son amigos
que avizoran cualquier duda,
el latido que me anuda
al cuello de los verdugos.
No necesito mendrugos
sobre mi espalda desnuda.

El alma se desdibuja
en mis sueños de agonía
y le temo a la elegía
y al encono de la aguja
el núcleo de mi burbuja:
la única paz que me agencio.
Yo no culpo, no sentencio
soy un duende sin color
que siembra granos de amor
en los surcos del silencio.





ONDINA CARIDAD GAMBOA GUTIÉRREZ. (Nació en Las Tunas el 23 de marzo de 1960 y acaba de fallecer en esa ciudad, el 22 de junio del 2009, víctima del cáncer). Licenciada en Química. Además del presente lauro, recibió varios galardones por su obra en poesía, entre ellos el Premio Tomasa Varona en el 2007, y en ese mismo año, el Premio “Palabra de Eva”, que entrega la Peña de Míriam Peña, de Velasco, Holguín, en el III encuentro nacional Décima al filo, de mujeres decimistas, en Guáimaro, Camagüey. Recientemente, en su lecho de enferma, recibió de la Editorial Sanlope, de Las Tunas, su primer libro publicado, el decimario Mujer descalza.