miércoles, 11 de junio de 2008

Segundo lugar
VIII concurso
Ala Décima
2008


Del otro lado del tiempo
,
de Ada Isabel Machín




JURADO:

María Eugenia Azcuy
Luisa Oneida Landín
Osvaldo Padrón



Del otro lado del tiempo


Ada Isabel Machín Álvarez





Close-up

… mis muertos siempre despiertos me ven desde cada foto…
Pedro Péglez González

…unos sonríen al lente, otros cuentan los minutos…
Silvio Rodríguez

…pero soy abriles y ya me cerca diciembre…
Pedro Péglez González


Prendidos de un lienzo roto con alfileres inciertos,
mis muertos siempre despiertos me ven desde cada foto.
Bajo el trucaje remoto de unas cuencas sin barniz,
ellos me ven la raíz, el médano, la espesura:
ven el verde que me apura, grave y terso, como el gris.

Unos sonríen al lente, otros cuentan los minutos.
¡Tantos huesos diminutos jugando a cruzar el puente!
Yo los miro, irreverente, con mi pupila inexperta,
(hay una página yerta agitándose en el fondo):
yo los miro; luego, escondo mi pupila en otra puerta.

Aquí, mi madre al soslayo, la cartulina precisa;
allá el satén de su risa sin miriñaque ni sayo.
Ella se mece en el tallo, dulce, lábil, como un duende;
ella mi ayuno desprende con la miel de su calostro:
mil luciérnagas al rostro su claroscuro me enciende.

Sálvame, madre: rodela de mi párpado apagado;
refúgiame en el costado de tu seno en duermevela.
¿No ves que alistan su vela mis barquichuelos pueriles?
¿Lo ves?, pero soy abriles y ya me cerca diciembre:
traslúcida y unimembre tú desbordas mis atriles.




A la memoria de mi madre: “encantada de haber vivido”

Niña de antigua calenda:

sagitaria, recia crin;
el arco, tenso hasta el fin;
espuma la faz tremenda.
Niña que diste la prenda
más jugosa a mi talego:
los ojos de un perro ciego
te vieron ayer pasar:
yo sé que volviste al mar,
adonde voy y no llego.

Ah madre-perla, el naufragio,
el mar calando tus valvas,
¿en cuál orilla te salvas,
desnuda, sin un presagio?
Y cómo hilarte un adagio
si es escarcha cuanto rimo:
el epitafio que imprimo
alumbra el polvo a tus pies:
nunca se agota la mies
cuando es eterno el racimo.




Querida Fina

A Josefina Isart


¿Y dónde estaba yo, querida Fina,
o mejor dicho, mi alma, qué inclemencia
empuñó aquella vez, cuando tu esencia
lloró su antigua vastedad divina?
Cántaro núbil, terrenal ondina
que regaló al salterio su turgencia
y el silbo milagroso a la ocarina:
¿acaso fue de un numen la sentencia
tu irisado fulgor de aguamarina?

Ah, cuánta vida, Fina!

Por empinarme a la vulgar colina
que nada siente y que del gris se aleja,
yo vi rodar, lisiada, tu madeja,
como el ciego que mira la neblina.
Mas hoy entiendo al fin, querida Fina,
-hoy, que se apresta a desbastar mi ceja
el tiempo con su flébil escofina-
por qué el sollozo tuyo tras la reja,
sigue vibrando al pie de mi retina.

Al fin entiendes, Fina?




Como Alicia

A Marilín: la otra pesadilla.


“…y atáronme un puñado de noches a los ojos: en jirones me dieron el amnios por esfera. Me desmedí con pechos de aserrín y salmuera. Encogiéronme luego, hambrunas y cerrojos.

Holláronme sin tregua los ciegos y los cojos, los huérfanos de alma, los enanos de altruismo…

Afilaba sus fauces, onírico, el abismo, cuando con evidente sarcasmo, la sevicia...”

¡Basta ya, Lewis Carroll! ¡No engendres otra Alicia!
¿Por qué atacan dos veces los monstruos de ti mismo?




As de oro

El anciano debiera ser como la luna:
un cuerpo opaco destinado a dar luz…
Mons. Joaquín Antonio Peñaloza

Para Evelia Soler


La anciana cartomántica deshuesa
el piadoso manjar de un padrenuestro,
en tanto Dios engulle, flaco y diestro,
las ánimas que huelgan por la mesa.
Gira en el aire -ágil y posesa-
la noria arcana devanando el sino;
gira Medea en pos del vellocino,
redimiendo palacios y tugurios:
una cábala azul, unos augurios,
serán el breve pan del peregrino.

En fuego sibarita se acelera
la nieve sideral de la cartuja:
metal rotundo que la forja estruja,
y acrisolado y áureo reverbera.
Sin basto que fustigue, la primera
en expulsar vestiglos de la alcoba:
con una brizna de bondad adoba
la más adversa pócima de alquimia.
Ni poquedad ni lobreguez vendimia:
toda la luna cabe en su joroba.




Yo te reclamo, abuelo


Yo te reclamo en mi dolor, abuelo
que habitas en adusto y alto polo;
tú que golpeabas hasta ayer el dolo,
-quijotesco y febril-, hoy eres hielo.
Qué ha de apenarte mi voraz flagelo,
mi vena mutilada, si el cansancio,
-que a todos deja en la corrida un rancio
gusto a nada- carcome tu redoma:
Desciende, pues, hasta mi seno, toma
el fruto desangrado que te escancio.

Con este cáliz de amplitud de llaga
dispongo un brindis por el vil canino
que escupe el pan de quien le añeja el vino.
¡Salud perenne a la proterva daga!
Labio curtido que jamás se estraga
con savia pobre de mis pobres horas:
¿por qué confinas al redil que moras,
la luz que espuma, azul, en tu brebaje?
¡Cómo pretendes mi nocturno oleaje
Iluminar, si en tu impiedad no lloras!




Salmo del ángel

Los viejos…son ángeles caídos que sólo
responden al rito de la muerte.
Adolfo Martí Fuentes

Para Gladys


Madre hilvana sin hilo un abalorio:
-menguadas perlas de razón aleve-
las va juntando con aguja breve,
sin horadar, apenas, su envoltorio.
Ah madre, las ventanas, el jolgorio
aquel de luz riéndote en la espalda:
cómo enhebras la herrumbre que te escalda
si el axioma se afirma en ley suprema:
el tiempo en estampida es anatema
que le deshoja el verde a la esmeralda.

Madre se envuelve con un chal de espuma
porque ella misma es aire; se deshila,
plena de antiguos soles, su pupila,
cuando el senil delirio la perfuma.
Pero el Cielo -dador de cuanto suma
el erario total de nuestro andrajo-
al rito llama con feroz badajo
desde un rasero igual, pero distinto.

Un ángel cae a contraluz, extinto.
Luego con Dios se marcha, calle abajo.





ADA ISABEL MACHÍN ÁLVAREZ
(Ciudad de La Habana, 1961), además de poetisa, es compositora, Licenciada en Información Científico-técnica y Bibliotecología en la Universidad de La Habana —donde trabaja actualmente— y graduada del conservatorio Ignacio Cervantes en la especialidad de piano. Por su obra musical y poética ha merecido diversos reconocimientos. Como escritora, cultiva todos los registros de la poesía pero tiene sitio de privilegio para la concebida en estrofas de diez versos, y la escribe con particular encanto y notables resultados. En el 2006 alcanzó el primer premio en el concurso nacional Francisco Pereira, en Nueva Paz, La Habana. También en ese año obtuvo el primer premio en la modalidad de canción guajira del concurso Todo décima, que convoca anualmente la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas. Otro galardón otorgado por esa institución, el premio Décima fiebre en el III concurso Décima al filo, de Guáimaro, Camagüey, lo mereció Ada en el 2007.

Puede comunicarse con la autora, mediante esta dirección email: ada@dict.uh.cu

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