sábado, 20 de marzo de 2010


Premio
Ala Décima
2010

Causas pendientes,
de Alexander Aguilar





Foto: Carlos F. Calderón
















Tinta sobre cartulina, de Abenamar Bauta, inspirada en el presente texto y entregada al autor como parte del premio.







Causas pendientes


Alexander Aguilar







Primer premio

X concurso nacional
Ala Décima (2010)



JURADO:

Roberto Manzano
Luisa Oneida Landín

Isbel Díaz Torres





UN POETA CON CAUSAS PENDIENTES

Se multiplica la décima, recorre el país, salta los litorales… Ya la nueva décima, después de penetrar en el recinto y presentarse con sus arreos, se está tornando previsible: lo que era una manera marginal de encararla, ya es un canon: va poseyendo cada vez más un dibujo semejante de unos autores a otros. La nueva décima ya pisa un umbral peligroso, y debe moverse con rapidez hacia nuevas áreas de sobrevivencia y subversión.

El poeta que hoy comentamos viene de esos peligros, pero avanza hacia nuevas direcciones. Su autenticidad, su ingenio compositivo, su aspiración a captar la sustancia de nuestra época, su fantasía para resolver ese interés, constituyen magníficas credenciales, a pesar de esos riesgos que comentábamos, que no son suyos, sino de toda la tropa estrófica.

Como es joven, y posee un dominio absoluto de la forma, e inquiere con energía en su tiempo —tan complejo y desesperanzado—, puede escribir décimas como las aquí laureadas, que exhiben una indudable calidad artística. Su preocupación generacional es evidente, y se encuentra sintiendo y pensando en décimas asuntos de vida o muerte.

Que la estrofa sea testimoniante de lo que se atorbellina silenciosamente en los sustratos psicosociales es una ganancia, de carácter definitivo, que hay que cuidar y fomentar, y los reparos aducidos son más bien para las formas, que deben moverse con agilidad hacia las nuevas configuraciones de mundo interior.

El lector leerá con suma satisfacción estas décimas de Alexander Aguilar, en las que el poeta revela las causas pendientes que él asume como propias, pero que en verdad son de nuestra sociedad, de nuestro tiempo, de nuestro modo de organizarnos para la convivencia. A pesar de la brevedad del conjunto, hay aquí un temario muy importante de asuntos imprescindibles, resueltos con gracia y desenvoltura expresiva.


Roberto Manzano
EL Canal, febrero de 2010







Causas pendientes






Que nadie me perdone ni me diga
lo que tengo que hacer (...) Lo peor de todo
era escribirlo, y ya está escrito.

Alberto Rodríguez Tosca


Las demoras más íntimas







Breve estación

Yo seré como el río, que se despeña y
choca, y salta y se retuerce... ¡Pero llega al mar!

Dulce María Loynaz


Y como pasa el tiempo, que de pronto son años
y esa humilde sajadura que dejan en mi voz no tiene cura. El tiempo a veces puede ser tan tonto que pasa inadvertido y no remonto sus horas invernales, su letargo infinito, todo el silencio amargo donde me miro otro, sin remedio: hijo bastardo unánime del tedio, hijo de ese dolor brutal y largo. Y van quedando atrás todas las horas perdidas y ganadas, como ausencias, como desorbitantes abstinencias clavadas en el fondo: las demoras más íntimas, la suerte con que lloras el hambre de los días. Nada tengo y nada tuve. Yo sólo sostengo esta breve estación, nadie lo sabe, y veo pasar el tiempo como un ave si miro un poco afuera y me detengo.





Niña leyendo el nuevo testamento

Y sin embargo, es mucho haber amado,
Haber sido feliz, haber tocado
El viviente jardín, siquiera un día.

Jorge Luis Borges


Hija, es que la eternidad
puede ser sólo una farsa,
mezcla de olivos y zarza,
de lujuria y sobriedad.
Imagínate otra edad
repetida en el futuro,
la gente sin el apuro
de los años, con la suerte
de no temerle a la muerte.
Que falso todo. Que duro.


Imagínate algún piso
con vista a la Tierra y con
libros de resurrección,
sin este ruido plomizo.
Imagínate un aviso
escrito en cada ventana,
sin una palabra llana,
anunciando: “los espero
en el punto 00.
Dios les hablará mañana”.


Las calles sin rumbo Norte,
sin Sur, sin Este ni Oeste,
ya no habrá quien le proteste
a Dios por un pasaporte.
Ya no hará falta una corte
para condenar los mitos,
no harán falta viejos ritos.
Miraremos los recuerdos
como números izquierdos,
raros, torpemente escritos.


Todo puede ser confuso:

los parques pueden ser otros,
no seríamos nosotros,
las caras serían de uso.
Parecería algo obtuso
pensar en ordenadores
o hablar de otros pormenores
después de entrar al rebaño.
Puede ser todo un engaño.
Cierra ese libro. No llores.





Manuscrito hallado entre los papeles
de un joven poeta


Querido Rilke:

………………….Aún busco el camino que me lleve a encontrar una respuesta salida de lo hondo, pero en esta incesante razón ya mi destino decrece como el agua, el pan, el vino, como un silencio largo que me baña desde la intimidad. Si algo me daña nunca ha sido encontrar todas las puntas de donde vengo, sino las preguntas escritas en aquella lengua extraña. Y como un niño yo también contemplo lo extraño que subyace al mundo propio. Crece mi soledad, crece y yo copio estos versos (tal vez un mal ejemplo) salidos del dolor, quizás del templo donde Cristo irrumpió, o del presunto misterio que supone hallar el punto exacto para que el dolor nos abra ese abismo sutil que la palabra impone al orador.

Y me pregunto si al leer estos versos como ajenos no soy yo el solitario que en los muelles intenta descubrir sus viejas leyes: antídotos para nuevos venenos de la metacordura. O por lo menos salvo mi posición frente a la nada, frente a ese sinsabor que deja cada página en blanco. Siento que he perdido el tiempo inútilmente. Me despido.

………………………………...Suyo siempre, aunque larga es mi jornada.









Yo no necesito la muerte de los mártires…
me vale más saber que ellos rieron
como yo,
que de mi edad sufrieron como yo
ahora sufro

Norge Espinoza


Este tiempo de ensueño clausurado







Summary


Diciembre del 2009.
Principio y fin del engaño.
Siglo XXI. El año
termina. Su historia breve
vuelve a marcar sólo un leve
rasguño al tiempo en la cara.
Un asesino dispara
frente a Dios y no hay testigo.
Termina el año y yo sigo
igual que si comenzara.


Reanudan conversaciones
según la prensa local.
La Habana es la capital,
lo demás son oraciones,
híbridos o clonaciones,
adyacencias sin la higiene
para mostrar al que viene
sus memorias clandestinas.
Termina el año y hay ruinas
de microchip y ADN.


Y hay niños en las vidrieras
achatando las narices
y hay árboles sin raíces
sin luces propias y aceras
indicando a las afueras
de la ciudad. Algo así
como un duele estar aquí
y sin embargo alguien bebe
y sin embargo se mueve
y todos festejan y...


12.00. El año
cae ante enero de bruces.
El siglo no tiene luces,
la era sufre de un daño
oscurantista. Algo extraño
ocurre y nadie se atreve
a hablar de lo que no debe
por no ser inoportuno.
Eso es todo.

…………………………………31, diciembre del 2009.





Abdicación del hereje

Yo moriré prosaicamente, de cualquier cosa.
Rubén Martínez Villena


Yo podría morir de cualquier cosa,
de convencionalismos y pretextos,
de los indescifrables metatextos,
de la falsa poesis, de una rosa.
Yo podría morir de cualquier cosa,
insisto, puede ser de una sonrisa.
Yo podría morir de tanta prisa,
sin advertir de dónde y qué misiles,
sin contemplar la cólera de Aquiles
ni el halo con que Dios nos circuncisa.


Y es que Dios no reparte sus bocados
en la dosis que el tiempo necesita.
Dios se anuncia de lejos, Dios gravita,
Dios, señores, jamás juega a los dados.
Pero yo, que recé por los ahogados,
llevo el miedo a escapar de mi raíz,
yo que siento en mi voz la cicatriz
de la espera infinita en que me pierdo,
bien pudiera morir sin el recuerdo,
cualquier día, en un barrio de París.


Yo podría morir de alguna enzima
judía, de tres clavos sobre el óleo,
de la bolsa, del precio del petróleo,
de una bomba lanzada en Hiroshima.
Yo podría morir de mi autoestima,
de una crónica absurda y despiadada,
yo podría morir de casi nada,
de un falso titular en los periódicos,
de una muerte vulgar que a precios módicos
en nombre de la muerte fue anunciada.


Yo podría morir, en fin, señores,

de la dura y letal melancolía,
de un dolor incurable de utopía,
de mentiras piadosas o de honores.
Duele un poco morir de los rencores,
pero al fin, es probable que suceda.
Yo podría morir de un tiempo en veda,
de rumores triviales del olvido.
Yo podría morir y no haber sido,
al final todo pasa y todo queda.







ALEXANDER AGUILAR LÓPEZ
, nacido en Guisa, provincia de Granma, en 1975, poeta y narrador, graduado en la especialidad de Física y Electrónica. Se desempeña como profesor de investigación. Ha obtenido premios y menciones en concursos nacionales y provinciales, entre los que se destacan el Premio del concurso nacional de glosas Canto alrededor del punto en el 2008, y en ese mismo año, mención en el concurso nacional Décima Joven de Cuba. Su primer poemario publicado es un decimario: Bajo el pretexto de los días, dado a la luz por Ediciones Orto, de Manzanillo, Granma, en el 2009. Otro acercamiento a la obra poética de este joven autor puede encontrar, mediante este enlace, en la antología on line Arte poética. Rostros y versos
, coordinada por el poeta salvadoreño André Cruchaga. Para comunicarse con el autor vía email: guisa@crisol.cult.cu