Premio Ala Décima
en el V concurso
Décima al filo 2012
al vocablo,
de Merari
Mangly
ante la blusa desgastada)
Sección del blog Cuba Ala Décima (www.peglez.blogspot.com). Cuadernos ganadores del primer premio en el concurso nacional Ala Décima y textos merecedores del Premio Ala Décima en otros certámenes
Premio del Proyecto
Naborí y Premio
Décimas para el amor
Hermeides Pompa
XII concurso
Ala Décima
2012
Resucitada,
de Dorge Rodríguez
Foto: cortesía del autor
En esta edición del certamen, por iniciativa del jurado, se concedió adicionalmente un Premio del Proyecto Naborí, de San Miguel del Padrón, y correspondió a la misma obra a la cual se le otorgó el premio Décimas para el amor Hermeides Pompa, que cada año concede en este concurso la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas.
Resucitada
Dorge Rodríguez Hernández
Premio del Proyecto Naborí
y Premio Décimas para el amor
Hermeides Pompa
XII concurso nacional
Ala Décima (2012)
JURADO:
Bertha María Gómez
Irasema Cruz
Idel Rosa Velázquez
Resucitada
Crece el duelo en el conuco,
el bohío es un lamento,
plañidero cruje el viento
en cada rama y bejuco.
Ya es el monte un eunuco
al que castró la tristeza,
y por perder la belleza
de tu presencia guajira
es el arroyo una tira
de llanto entre la maleza.
2
Un disparo de pesar
me ha perforado la risa
porque sólo tu ceniza
me queda para abrazar
¡Si me pudiera arrancar
esta nostalgia del pecho
que como un grito deshecho
en dolores se convierte
discutiéndole a la muerte
su indiscutible derecho!
3
Eres quejido tenaz
para esta horrible dolencia.
¡Cuánto hiere tu presencia
gritándome que no estás!
Porque inexorable vas
en una mueca que escondo,
te degusto, tocas fondo
espesada en el sabor,
cual un sorbo de sudor
salido de lo más hondo.
4
¡Qué desolado el estrecho
espacio de nuestra casa!
¡Qué lobreguez amenaza
de los cimientos al techo!
Y qué solo tu maltrecho
sillón cuando no carenas
en él con las manos llenas
de agujetas y de estambres
con qué saciarle las hambres
insaciables a las penas.
5
En las tardes me calcina
un nudo amargo en la mesa
por faltarle la destreza
de tu mano a la cocina.
Junto a tu silla, asesina
quejumbroso nuestro gato
esperando de tu plato
la migaja que le dabas
o el regaño que le echabas
acusándolo de ingrato.
6
El perro vive pendiente
de tu regreso algún día,
su mirada es en la mía
seco alarido silente.
El necesario torrente
de lágrimas no le fluye,
en la pupila le ebulle
sin disolverse el dolor,
es un grito, un estertor
interno que lo destruye.
7
Cuando tizna la chismosa
telarañas y soleras
imagino que me esperas
en la cama apetitosa.
¡Pero qué infame, qué odiosa,
qué aborrecible, qué injusta,
qué despiadada, qué adusta,
esta mordida veraz
de comprobar que no estás
cuando la noche me asusta!
8
Porque se nos fue el ayer
y el mañana ya no es meta,
hoy te labro en mi libreta
sitios para renacer.
Yo te volveré a tener
sin fantasmas en la almohada,
en cada frase trazada,
en cada estrofa mejor
impregnándole un albor
inmortal a la mirada.
9
Mi despertar ya no es
el de otrora, te lo juro,
le falta aquel aire puro
perfumador de un después.
Buscan mis desnudos pies
calzar tus huellas lejanas
porque en las frondas tempranas
de tu rastro y de mi paso
quizá nos una en abrazo
el duende de las mañanas.
10
Virginal, trabajadora,
delicada, femenina,
tierna, dulce, campesina,
deslumbrante, turbadora,
la muerte no te devora,
estás viva en mi universo,
arrancada del perverso
agujero de tu fosa
nunca fuiste más hermosa
en las letras de mi verso
11
No es un dolor diminuto
este de soñar contigo,
es el insomne castigo
de madrugadas de luto.
Eres latir absoluto
para mi pecho dañado;
aliento resucitado
en este sueño despierto
donde Dios sería algo muerto
si amarte fuera un pecado
12
¡Qué dulce silba tu quena
en el aire de mi oído!
¡Y cuánto duele el silbido
si te hace en la brisa ajena!
Qué dulce amarga esta pena
dueña del insomnio vano
este destello lejano
que irradia la cama muda
cuando despierta desnuda
la voluntad en la mano.
13
Si todo lo que avizoro
me dice que ya te fuiste,
si el lomerío se viste
de lúgubre deterioro,
la tierra por cada poro
algo de ti siempre emana,
fertilizas la sabana
con tu cuerpo joven, pleno,
aflorando en el sereno
que transpira la mañana.
14
Eres tú la única rosa
en mi rosal no marchita,
mi verde se supedita
a tu corola de diosa.
Germíname poderosa
en cada yema de amor,
dale a mi savia tu olor,
vierte en mi sed tu rocío
y sé por el cuerpo mío
en cada rama una flor.
15
Tu recuerdo me sutura
esta herida descarnada,
una lágrima no es nada
si el párpado la tritura.
Es tu muerte la locura
donde logro revivirte;
para dejar de escribirte,
Resucitada, es preciso
que tú me pidas permiso
esta vez para morirte.
DORGE RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ (1964, residente en Cienfuegos). Actor y guionista de programas radiales, esfera de creación en la cual ha alcanzado numerosos lauros.
Duros aires de familia,
de Jesús Arencibia
Foto: Anays Almenares Ávila
En esta edición del certamen, por iniciativa del jurado, se concedieron dos premios adicionales por el proyecto sociocultural Perverarte: uno destinado a un cuaderno escritor por mujer y otro a un texto de autor joven. El ganador de este último recibió una obra de artes plásticas, que le fue entregada por la poetisa Irasema Cruz (a la izquierda), integrante del Proyecto Perverarte y del jurado. Foto: Roberto Carlos Medina
Duros aires de familia
Jesús Arencibia
Premio
del Proyecto
Perseverarte
XII concurso nacional
Ala Décima (2012)
JURADO:
Bertha María Gómez
Irasema Cruz
Idel Rosa Velázquez
Duros aires de familia
HERRUMBRE DEL ABOLENGO
Felices los normales, esos seres extraños…
Roberto Fernández Retamar
Como un tizne caminante
de alguna helada congoja
andaba la cuerda floja
del recuerdo agonizante.
Llevaba, lazos mediante,
bálsamos de carestía.
Ante la sombra baldía
de otros, ya sin horizonte,
se burlaba de Caronte.
Estaba loca: quería.
Ciego. Sumergido en sí,
gigante de mano suave,
tenía el temblor de quien sabe
cuchillos del frenesí.
Cantaba. Decía sí
al mundo con aire noble.
Sacudía su piel roble
de gusanos y querellas.
Mordía tantas botellas
que Dios lo veía doble.
Sebastián. Tuvo ese nombre
que al susurro hermana el viento:
en jolongos de contento
traía raíces del hombre.
Donde el sudor aún escombre
brillará su fe prolija
para darse. Ahora la hija
recordará su estatura:
manos sin empuñadura.
La bondad murió canija.
¿Adónde viaja la idea
de quienes buscan surcar
la nada? ¿Qué oscuro mar
devoró aquella odisea?
¿Con cuánta prisa y pelea
se les retorció el acero?
¿Qué Don, Sir, o Caballero
arderá con su vigilia?
Arman la intensa familia:
Mi abolengo de heredero.
TOCAR LA NADA
Rápida, como un reflejo,
dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
cuando ella me dijo adiós.
José Martí
Yo toqué la suerte un día:
era tan de filo inerte
que no sé con qué aguafuerte
cuento azules todavía.
Yo palpé la lejanía
sin puente ni catalejo;
naufragué en el entrecejo
que besé para dormir…
La vida puede latir
rápida, como un reflejo.
Yo supe el plomo profundo
cayéndome a torrenciales
mientras no hallaba sitiales
para edificar mi mundo.
Lo eterno dura un segundo
si la piedra más veloz
corta en seco el altavoz
del cariño. Y uno mira
por saber si el astro gira…
Dos veces vi el alma, dos.
Futuro de mi pasado.
Pasado de mi futuro.
Aire de todo el más puro
Puro por el aire amado.
Mi abuelo, fotografiado
en silencio sin consejo,
en sollozo disparejo;
como plata bajo herrumbre.
Qué alba huérfana de lumbre
cuando murió el pobre viejo.
Quedaba la estela ignota
de una canción entredicha,
el traje de una desdicha
y alguna guitarra rota.
No hay verso, ángel o gaviota
cuando es macizo el atroz
zumbido. Llega precoz
el tren al puerto sin vía.
Quise abrazar tu voz mía
cuando ella me dijo adiós.
CONFUSIONES DEL HERALDO
Un papel es inocente
si no hay rastros de querella
entre demonio y estrella,
entre posible y presente.
Un papel puede ser fuente,
chatura gris, agujero.
Pero aquel de sino artero,
tuyo sin serlo, de hiel;
quiero decir, el papel
donde sufrías: «Los quiero»…
Era una rara escritura
anhelante de vacío.
Era como un desvarío
tierno de página dura.
Adiviné la costura
con que tecleaste el aliento.
Y vi claro el pensamiento
silueteando la neblina:
Rostro sin doblez ni esquina.
Era, Madre, un testamento.
Tenía trillos del bien
en frenéticas señales.
Besos dejabas. Raudales
de angustia, Madre, también.
Acuchillaba la sien
con los mil remotos «si…»
Pronto, ayer, mañana, aquí,
después, hoy, lejos, jamás…
Tal vez no recordarás:
Era una ausencia de ti.
Pasó. Y cuando el rayo pasa
todo es como embrión de luz.
Ya sin remilgos ni cruz
las letras vuelven a casa.
Donde el escrito se enlaza
con el partir del conjuro,
cierra la vista algún muro.
Sin embargo, el Sin Embargo
promete un día más largo.
Hay Sol, Madre. Te lo juro.
JESÚS ARENCIBIA LORENZO (Pinar del Río, 1982; residente en La Habana), Licenciado en Periodismo que actualmente se desempeña como profesor en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Habana y como periodista en Juventud Rebelde. Su preferencia por la poesía en décimas le llegó desde niño por su abuelo, de quien también heredó el bíblico nombre. Llamarse así ha sido para él justificado motivo de orgullo, por su ascendencia y por ser también el nombre de un grande de la décima cubana, Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí. En el 2010, mereció el primer premio del concurso nacional de glosas “Canto alrededor del punto” con su obra Hierros de ingenio. En el 2011, su texto Corta carta cursi conquistó el premio del tercer concurso de glosas Jesús Orta Ruiz, de la filial de Ala Décima en San Miguel del Padrón. Poemas suyos en décimas, aparecidos en nuestro sitio, son Con el Che en sueño de proa, Abrazo, Brújula, Naborí e impalabra. Otros acercamientos a su obra en versos pueden verse, mediante estos enlaces, en el blog Álbum nocturno y en la antología on line Arte poética. Rostros y versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga.