miércoles, 25 de julio de 2007



Premio
Ala Décima
2001

Mi carne cruda,
de Giraldo Segura




mi carne cruda

Giraldo Segura Riquenes


Primer premio

I concurso nacional
Ala Décima (2001)







JURADO:

Pedro Péglez González
Modesto Caballero
Karel Leyva


PASE LA PIEDRA DESVESTIDA

Resulta cuando menos curioso que el premio principal del I concurso nacional Ala Décima (entre una veintena de cuadernos de significativa altura estética que descollaban en los 80 aspirantes, procedentes de 11 provincias; y entre media docena de cercana calidad, de aquellos 20 finalistas) haya correspondido a un joven poeta de la capital (por lo general no muy tenida en cuenta cuando se habla de las plazas fuertes de la décima en Cuba), que cultiva por igual la espinela en sus variantes escritural y oral-improvisada, a pesar de su formación fundamentalmente urbana (al menos hasta donde ello puede afirmarse en un país de palmas y campiñas como el nuestro).

Giraldo Segura Riquenes (1970) es Licenciado en Educación en la especialidad de Español-Literatura, reside en el municipio de Guanabacoa (donde por cierto hay un núcleo numéricamente nada despreciable de poetas cultivadores de la estrofa de diez versos) y ha sido siempre asiduo de canturías y peñas que han marcado (más de lo que se sabe y se comenta) los barrios periféricos de la capital. Y ya con estos datos sí que empieza a aclararse el ¿misterio? de tan inesperado resultado en el certamen.

Ni nos cae del cielo ahora Giraldo en el quehacer escrito: En 1988 había recibido el Premio Luis Rogelio Nogueras y en 1996 el de Los Pinos Nuevos; en el 2000, mereció el Premio de décima escrita Angelito Valiente. Tiene publicado el poemario En el nombre del padre.

Con este cuaderno Mi carne cruda, primer premio del Ala Décima 2001, Segura nos brinda un fresco citadino de fuerte aliento existencial, donde las desgarraduras cotidianas se trenzan con las heridas de un amor escapado hacia otros derroteros, todo en un conjunto de vibraciones estremecedoras que recorren las 15 décimas apresadas en tres poemas, para las cuales prefirió el tradicional metro octosilábico, urdidas con delectación escritural y sin más influencia de su ejercicio repentista que la fluidez de arroyo con que va por asfalto y adoquines.

No de balde Mi carne cruda entusiasmó enseguida a otro joven artista urbano, el pintor Carlos Rafael Vega (1968), que asumió con placer su compromiso de una obra sobre el texto ganador, cuyo original titulado La calle Genio recibió Giraldo en la premiación, y cuya reproducción sirvió después para ilustrar la cubierta del folleto publicado.

Bienvenido pues este texto al patrimonio decimístico de la nación, como aporte de este primer certamen del Grupo Ala Décima.


Pedro Péglez González



s/t


con mi cuerpo ya mitad
de la ausencia doy noticias
de las hondas injusticias
del silencio de la edad
con que escupo la verdad
de mis vísceras del miedo
de los hombres a ese dedo
que tapa al sol de mi lujo
presidencial del dibujo
mediocre en el que me quedo
c
o
n
la muerte en la nariz
de la imbécil que no quiso
beber mi semen castizo
de cada día del gris
que ladra en este país
por el que ando del uno
por ciento en mi desayuno
del maricón calle arriba
que agrede con su saliva
provincial del unamuno
q
u
e
hurga mis anocheceres
de la política interna
que en mis riñones gobierna
de todos los alfileres
de la carne de los seres
que me permutan la vida
por una menor del sida
sonando en mi celular
con insistencia del mar
que me ofrece la salida
e
n
una cámara rusa
de mi nostalgia y su perro
sin el bozal del encierro
en este yo made in usa
de la ciudad en pitusa
junto a eusebio leal de mi
palabra en un do re mi
por la tristeza del diente
que le falta al disidente
que muerde mi piel y a s í.



lanzada a la otra orilla

…vuélvete, oh sulamita,
y te miraré.

Cantares 6:13


y puede que este poema
ya no sea el mar. y puede
que el corazón se me enrede
en otras aguas zulema.
turbia sal del anatema
que me disuelve por dentro.
puede que le vaya bien tro-
carse -al mar- en mis hojas:
orilla donde le mojas
las piernas al desencuentro.

de verte lejos rodando
zulema en mi voz me hundo.
de verte lejos confundo
mi sed con el otro bando.
de mirarte lejos ¿cuándo
-me pregunto- correspondo
con tanto mar si es tan hondo?
de lejos mirarte entiendo
que tu piel es un estruendo
nocturno y mío hasta el fondo.

zulema pero está anclada
tu piel en otras orillas
y el mar puesto de rodillas
se escribe en mí: su mirada
cruza el malecón (pedrada
de la demencia) sus ayes
son peces porque me halles
desnudando a la ciudad
y uses la velocidad
de tu sed sobre mis calles.

y es que mi sed es la luna
sobre las olas-el mar
que un día te fue a buscar
pero no tuvo fortuna.
zulema-yo una por una
las nostalgias en el té.
zulema y mi voz ¿se fue?
agua en el agua Zulema
puede ser que este poema
sea el mar y no lo sé.



carne cruda

…y habrá el podrirse de la carne de uno.

Zacarías 14:12



domingo. (¿máscara?) espejo
que da vueltas en mi cuarto.
entre paredes reparto
mis uñas. César Vallejo
es el cristal y el reflejo
que ante mi piel se desnuda.
yo no. yo soy una duda
que ya ha cumplido los 30.
domingo. no me doy cuenta
de que mi carne está cruda.

lunes. despierto temprano
-6 en punto de los huesos-
me estiro. Tengo tropiezos
burdos con mi ser humano.
mis ojos desde una mano
ruedan al piso (en el piso
son otros) sensibilizo
mi carne y salgo hacia el lunes
a mirar rostros comunes
que pasan sin previo aviso.

martes. camino. soy dos
-carne trenzada en el susto-
desgarro el aire por gusto
pues de él no sale tu voz.
y ¿si estás en el adiós
quién te adivina? yo ausente
me bifurco entre la gente.
no estás. no eres carne mía.
como si a espaldas del día
tuvieras un continente.

miércoles. un pan al hombro
atraviesa centrohabana.
(silban los ojos) la humana
multitud -como un escombro
de moscas- cede al asombro.
un pan al hombro atraviesa
los solares. (alguien reza
un padre nuestro) nos duele
este miércoles que huele
a pan fuera de la mesa.

jueves. presiento que el jueves
muero en parís. sin embargo
parís no existe -es un largo
padecimiento. te atreves
(me digo a mí mismo) mueves
tu carne al atrevimiento
de morirte. con tu aliento
se alimenta una ciudad
en short que fuma a una edad
nocturna y sin documento.

viernes. noche. me disfrazo
con tu carne. me preguntas
si mi ser tiene otras puntas
si estas puntas te hacen caso.
noche me has comido el brazo
con tu sexo. me atosigo
embriagándome en tu ombligo
de tanta ciudad. Sucede
que me hundo en ti -como puede
ser el orgasmo un castigo.

sábado. todos han muerto
tras un escándalo mudo.
(nadie respira) estornudo
desde la noche. por cierto
¿soy un cadáver despierto
o un fantasma que estornuda?
y los otros ¿son la viuda
eternidad o los seres
que penden como alfileres
de su propia carne cruda?