domingo, 26 de agosto de 2007




Premio
Ala Décima
2004

Los Césares perdidos,
de Odalys Leyva

Los Césares perdidos, óleo sobre tela de Carlos Rafael Vega, miembro del Grupo Ala Décima; obra inspirada en el presente texto poético y entregada a la autora en la ceremonia de premiación como parte del Premio.




Los Césares perdidos


Odalys Leyva Rosabal



Primer premio

IV concurso nacional
Ala Décima (2004)



JURADO:

Luis Hernández Serrano
Olga Lidia Pérez
Modesto Caballero




LOS CÉSARES GANADOS


Verdaderamente Los Césares perdidos ganaron su batalla poética.

A la hora crucial de las decisiones, ni Olga Lidia Pérez, ni Modesto Caballero, ni este privilegiado prologuista, pudieron resistir semejante tentación.

Aunque la autora del vigoroso cuaderno se autodefine como “dama ciega sin alfiles”, se abrió paso triunfal con la brújula y el talismán de su poesía, por entre el follaje magnífico de 52 conjuntos de versos concursantes.

Ante la maravilla de sus décimas endecasílabas y octosílabas, no vacilamos ni un segundo los tres integrantes de Ala Décima en reconocer su indiscutible Primer Premio de la cuarta edición del certamen.

“Esta es mi voluntad mi certidumbre”, declara en una de sus estrofas rotundas, la insospechada muchacha que envió su arte a nuestro concurso, desde el cálido Este cubano, hasta el marítimo Este de La Habana.

Los inefables tropos que deambulan serenos entre las 905 palabras de Los Césares perdidos, cantan por los versos de esta “convicta” de la poesía, nueva Ariadna que ve romperse el hilo y no claudica desde su “extraña soledad”.

¡Qué mundo mágico y sublime la poética de esta joven cubana que escogió como seudónimo para la lid decimística el nombre ancestral de Cleopatra!

Su imaginería refleja motivos de toques existenciales y ella sabe muy bien por qué revela que “al final sólo hay el muro/ de un hospicio donde abjuro/ de todo Que nada importe/ cuando he perdido en el norte/ de otro cuerpo mi futuro”.

Lo dice con un lenguaje poético de altos quilates y por algo muy hondo. Tal vez por eso de Blaise Pascal de que “el corazón tiene razones que la razón desconoce”.


Luis Hernández Serrano





Los Césares perdidos


…Y en mi ebriedad magnífica, contemplo
los furibundos dioses que en mi templo
se reparten las aguas de la gloria

Diusmel Machado




A veces muda

Estoy aquí tal vez un poco muda
indiscutible sí pero desnuda
(golondrina que nunca jamás vuele)
A veces soy la piedra y no me duele
del mundo cómo oscilan sus perfiles
Y soy la dama ciega sin alfiles
(Artemisa Penélope Cleopatra)
Nadie grite no soy quien idolatra
el símbolo ilusorio que nos dicta
un negligente azar
Soy la convicta.



Testamento de Tolomeo XII

Esta es mi voluntad mi certidumbre
Proclamo a Egipto mi pasión y gloria
y no puede fallar en la memoria
el trono en que se asienta la costumbre

Cleopatra ha de regir la muchedumbre
y el hermano también Es el trofeo
mejor si compartido Sólo creo
que no acude a la sangre la certeza
Será duro que reine la tristeza
como desquite a mi mayor deseo.



Desde Cleopatra

Ave César aguardo tu llegada
y tiembla de fragor mi pubis duende
agoniza esta llama que pretende
ungir mis labios de tu miel sagrada
Ante la impavidez de tu mirada
blasfeman mis cadenas el delito
ambiguo talismán fuego proscrito
en mis carnes purgadas de soborno
César clava tu cruz como un adorno
contra el volcán de sueños donde grito.



Expulsión de Arsinoe
por Cleopatra

Ha conminado a la joven doncella
lejos de la fecunda Alejandría
mi voluntad perpetua lejanía
que impulsa la oración de una querella
Pude embestir mis dioses contra ella
pero sufrí memoria de la cuna
Sin embargo
la Reina es sólo una
y es ambiguo el ardor del vasallaje
Cómo no he de rabiar si el homenaje
espanta y martiriza mi fortuna.



Súplica de Arsinoe al eunuco

–Ven mi dulce Arsinoe en la redada
la sangre se me ha vuelto una tormenta

–Ganímedes si dura fue la afrenta
no permitas que llore tu escapada
He de morir sin ruidos por la espada
del odio que provoca un maleficio
en el ardid fatal de mi suplicio
No siempre fue mi ejemplo la obediencia
Pero no me abandones La violencia
es hija de la senectud del juicio

II

Mis ojos son el trono y como diosa
por mi sangre va el Arca sin Noé
huyendo de mi estirpe Pronto he
de saltar la codicia que me acosa
(A los pies del eunuco no reposa
el porvenir no obstante los tropeles
claman por mi ventura pero infieles
adoran a mi espalda al adversario)
Si la cruz no me busca ¿qué santuario
habrá de desterrarme a los burdeles?

III

Contra el César me erijo contra Roma
contra el yugo que muerde a Tolomeo
y es mi sangre bañada por el reo
que mezcla su dolor con el aroma
de mi aliento prohibido
El odio asoma
su temor sobre el odio más profuso
La traición es la paz mas no rehuso
al trono que mi padre me arrebata
Y no voy a morir no si me mata
el amor que imposible se me opuso.



Los Césares perdidos

Para R. G. S.

Porque he llorado al César tantas veces
en mi difícil traje de ermitaña
la soledad en mí no es cosa extraña
aunque el fuego desnuda mis reveses
¿Dónde guardo el calor que largos meses
disfrutara mi cuerpo lisonjero?
¿Adónde ha de partir mi desespero?
Ave César desata tu lujuria
que mi cuerpo se funde en la penuria
como el magma en volcánico aguacero

II

Me perturba tu indómito ostracismo
(mi remedio es oculta paradoja)
Si no valgo ante ti si soy la floja
mordedura si el trono no es el mismo
por qué voy a rendir a tu egoísmo
una lágrima más Tu ciencia fría
se resume en vulgar paleografía
mientras yo de tu inútil parquedad
construyo lentamente una ciudad
sin la praxis de tu filosofía

III

Será la piromancia tu obituario
cuando el cuerpo su llanto ya no calme
pero serán mis lágrimas la oxalme
que guardará tu grito reaccionario
Roma tendrá en secreto el relicario
de aquel dolor pasado
ya neolítico
tu recuerdo caerá sobre lo mítico
de mi propia leyenda sin fisuras
Será un placer cargar mis helgaduras
con tu obsoleto salmo de amor crítico

IV

Qué absurda la marioneta
que en las noches sin relente
echó su savia elocuente
en mi paciencia discreta
Fui rehén la fácil treta
quedó escondida en mi espejo
(alguien frunce el entrecejo
cuando en pequeña venganza
pongo infiel en la balanza
el rostro del que me alejo)

V

¿Por qué mi ropa raída
si los dulces manantiales
que conservo son iguales
al agua de mi partida?
¿Por qué la herida? ¿Mi herida
no acaba en el Coliseo?
¿Quién soy? ¿Quién soy si ya veo
como Ariadna roto el hilo?
Soy Penélope y vigilo
el retorno de Odiseo

VI

César ¿sabes qué presagio
se hunde en mis carnes? Traición
purgada en la salvación
es mi suplicante adagio
Roma no sabe el naufragio
que en tus paredes se oculta
César el placer sepulta
las piedras de mi paciencia
porque en mí estalló la urgencia
de un abandono que insulta

¿Temes a la maldición
al acoso de una brújula
que te guía hacia mi esdrújula
y noctámbula pasión?
¡No soy la superstición
que huyendo del espectáculo
echa flor en el umbráculo
ciego de una luz proterva!
César la dama y la cuerva
se redimen ante el báculo

VII

Porque en Roma no ha llovido
al fragor de la costumbre
es que padezco esta herrumbre
con fantasmas del olvido
¡Qué terrible es el descuido!
Al final sólo hay el muro
de un hospicio donde abjuro
de todo Que nada importe
cuando he perdido en el norte
de otro cuerpo mi futuro.




ODALYS LEYVA ROSABAL

Nació en Jobabo, Las Tunas, en 1969. Desde niña reside en Guáimaro, Camagüey. Cultiva la poesía y la literatura para niños. Presidenta del Grupo Nacional “Decima al Filo”, el cual fundó en el 2002. Obras suyas han aparecido en revistas y plaquettes. Ha sido premiada en eventos y concursos literarios provinciales y nacionales. En el 2003 recibió mención en el Concurso Iberoamericano Cucalambé y alcanzó el Premio Décima Joven. En el 2004 mereció el Premio Todo Décima, en el género de ensayo.

martes, 7 de agosto de 2007


Premio
Ala Décima
2003

Doce apuntes
de un náufrago
al inicio del milenio,
de Arístides Valdés
Guillermo



Doce apuntes

de un náufrago
al inicio del milenio


Arístides Valdés Guillermo


Primer premio

III concurso nacional
Ala Décima (2003)





JURADO:

Domingo Mesa Acosta
Frank Upierre Casellas
José Antonio Vilaseca


Ilustración de cubierta:
Robinson (óleo sobre tela, 80 x 60 cm)
de Carlos Rafael Vega,
miembro del Grupo Ala Décima.
(Obra realizada a partir del presente texto
para ser entregada a su autor como parte del Premio)




SEDUCCIÓN A PRIMERA LECTURA

Alguien, allá por la década de los 80, puso en mis manos un pequeño decimario titulado Canción de agua, del poeta tunero Renael González Batista. La lectura de aquellos poemas, frescos, inusuales, fue un deslumbramiento para mí, que por esos días intentaba salvar las distancias entre el mundo común y la magia de ese otro mundo donde se edifica el reino de la poesía.

Muchos años después -y no precisamente ante el garciamarquiano pelotón de fusilamiento, sino ante el presente cuaderno de Arístides Valdés Guillermo (Corralillo, Villa Clara, 1960)- me sucedió algo parecido, pero en esta ocasión el deslumbramiento fue compartido con los otros dos poetas que me acompañaron en la evaluación de las más de 40 obras que optaban por los premios en esta tercera edición del concurso nacional Ala Décima.

Este decimario nos sedujo desde la primera lectura, entre todos los conjuntos concursantes, y es que a pesar del hondo desgarramiento, del manifiesto pesimismo, del acercamiento del tema tratado a una realidad que es muy difícil de evadir y que de hecho nos abruma a casi todos, el poeta, mientras se desgarra con las miserias cotidianas, levanta a veces del piso su estatura casi muerta, y limpia cada porción del camino, sitúa la palabra en el lugar preciso, logra evadir las puertas comunes para luego saltar con todas las fuerzas del espíritu, y con tropos exquisitos, tocar otras alturas.

Doce apuntes… es en suma una obra muy bien concebida. La décima fluye como el agua que toma su cauce y sabe siempre a dónde va. El náufrago poeta, o el poeta náufrago, busca desesperadamente una tabla de salvación, examina su existencia y descubre que a veces la vida no es más que un laberinto.

Poesía profundamente existencial que trasciende y refleja en el espacio exterior sus circunstancias reales, proponiendo sus códigos al definirse y al definir una poética donde es casi imposible sustraerse a la interacción, a la idea de encontrar, en su aspecto simbólico, el notable poder de la palabra.

“La poesía acoge la décima porque la décima es poesía”, y si me apropio de este concepto del poeta César López, es para agregar a la presentación del cuaderno ganador del primer premio del concurso nacional Ala Décima 2003, que estamos, sin lugar a las dudas, ante un breve pero intenso poemario escrito en décimas que pone de manifiesto la excelente salud de nuestra estrofa nacional.


Domingo Mesa Acosta




Doce apuntes
de un náufrago
al inicio del milenio



A Yamil Díaz Gómez
y José Luis Serrano


Grato es morir: horrible, vivir muerto.

José Martí



I

Yo, buscador de la puerta
que anunciaba el paraíso,
levanto a veces del piso
mi estatura casi muerta.

Naufrago.
Me desconcierta
la luz que danza en la sombra.

Llego al índice que asombra
la eternidad con su paso,
e imagino que el ocaso,
ya inexorable, me nombra.


II

¿Qué hacer cuando, roto el pecho,
no fructifican afanes
y en la mesa faltan panes
y peces?
Duele ir derecho
a las penas que al acecho
de la vida percibimos.
Y sin embargo, sentimos
que ser hombres nos divierte
cuando aprendemos la muerte
cotidiana que vivimos.


III

Estoy desnudo en el agua.

Crecen las olas.
No encuentro
dónde asirme y en el centro
de algún camino desagua,
lastimándome, la fragua
que funde sombra y desastre.

Vierte una nube su lastre
sobre un sueño que antes tuve,
y no admite que otra nube
hacia la cima me arrastre.


IV

Algo inasible, sin forma,
urde flámulas y estorbos.

Vivir muriéndose a sorbos
no es vivir.
¿Podrá la norma
que los límites conforma
quebrarse un día?
Taimada,
blande la noche su espada.

¿Cómo evitar que en el vientre
del futuro sólo entre,
ya sin el hombre, la Nada?


V

Vivo el afán.
No hay descanso.
Hecho de lágrimas vengo
y en la casa que no tengo
hallo, a veces, un remanso.

Cierro los ojos: me canso
de ver montañas vacías.

Medran sierpes y herejías
junto al verbo que nos hizo,
y el sol, sin pedir permiso,
nos embriaga de utopías.


VI

Nutre una lengua su ariete
con dudoso regocijo,
y en la infancia de algún hijo
falta, quizás, un juguete.

Ya no hay remos.
Al garete
pasa un madero.
Me cubro,
con las pieles que lucubro,
del viento atroz.
Yo no quiero
derivar, como un madero,
por los mares que descubro.


VII

Alarga el cielo contornos
alucinantes.
No he sido
ni seré favorecido
por el azar.
Sé que hay hornos
ahogados tras los adornos
con que ilumina la espera
su máscara.
Desespera
saber que domar la prisa
no impedirá que la risa
en los labios se nos muera.


VIII

Huyo al fin de la ciudad,
de su balcón, de su puerto.

Ya se perdió en el desierto
el niño que fui.
Mi edad
se cuelga la soledad,
como una argolla, en su oreja.

Mutila un gesto la queja
de algún leño crepitante
y, aún con la cumbre distante,
la vida se nos aleja.


IX

Penumbras.
La noche afianza,
persistente, su entrecejo.

Hunde airosa en el espejo
su dardo azul la esperanza.

¿Dónde la luz?
¿Quién le amansa
la esquivez a una semilla
si el tiempo del hombre humilla
su cerviz ante la muerte?

¿Por qué una voz me convierte
cada sueño en pesadilla?


X

¿Será siempre la tristeza
mi otra mitad?
Reverencio
la elocuencia del silencio
que halla sitio en mi cabeza.

Gusto del aire.
La pieza
donde anochezco, seduce
con el llanto que produce
la soledad.
En mi frente
hay algo que, lentamente,
hacia el polvo me conduce.


XI

Estalla el trueno.
Conozco
su gravedad, su argumento,
y en la fábula que invento
cada minuto es más hosco.

Una voz que reconozco
sobre mi pecho retumba.

El rayo reluce: zumba
el viento por el cortijo
,
y yo sé que sólo el hijo
me hará escapar de la tumba.


XII

Ya sin la luz de la tienda
que impresiona con su halago,
paladeable como un trago
cae de los ojos la venda.

Ya no hay pasos ni habrá senda
para un afán entrevisto.

Ya junto al cuerpo que alisto
derrama el dolor su empeño.

Ya cuando sueño, si sueño,
sueño que apenas existo.


ARÍSTIDES VALDÉS GUILLERMO (Corralillo, Villa Clara, 1960). Médico. Por su obra poética ha recibido diversos reconocimientos. En el 2002 obtuvo mención en el concurso iberoamericano Cucalambé de décima escrita. Tiene publicados los poemarios Las puertas de cristal (1992), El príncipe de bruces (1997) y Esbozos con figura de muchacha (1999). Aparece en varias antologías.

miércoles, 1 de agosto de 2007


Premio
Ala Décima
2002

La identidad
del espejo
,
de Frank Upierre



La identidad
del espejo

Frank Upierre Casellas


Primer premio

II concurso nacional
Ala Décima (2002)







JURADO:

Pedro Péglez González
Karel Leyva
Giraldo Segura


IDENTIDAD DEL CANTAR O CALLARES DEL ESPEJO

Entre las más recientes entregas de la capitalina Editorial Extramuros en el género de poesía está El cantar de los callares, de Frank Upierre Casellas (Guanabacoa, Ciudad de La Habana, 1956), que ya nos había presentado cartas credenciales líricas con sus decimarios Está lloviendo en La Habana (México, 1991), Bajo la calma y el sueño (1993) y Tablero de Ifá (1994).

También trovador y hombre de teatro, Upierre confirma con El cantar... la amplitud de sus registros poéticos, más allá de la espinela escrita: sonetos, romances, poemas en versos libres, a más de la estrofa de diez versos, conforman este breve y delicado volumen en que una bien vertebrada sucesión de cantos al amor —tema tan de siempre y tan recién venido a menos en favor de la existencialidad como temática— transpiran lo vivencial urbano, quizá su primera condición de autenticidad, dada la raigambre del autor.

Pero Frank, con todo, sigue siendo un poeta de preferencias decimísticas, y en el 2002 mereció el primer premio del II concurso nacional Ala Décima, entre poemarios aspirantes de 11 provincias, con el presente cuaderno La identidad del espejo: Poesía del ser, del hombre ante sí mismo, en un retablo de resonancias citadinas. Poesía lúdicra, en que el escritor incita a acompañarlo en su juego de indagaciones, a través de laberintos donde el hombre puede terminar preguntándose si es él realmente quien inquiere o si es él apenas quien se ve obligado a las respuestas.

No son, desde luego, rumbos ideotemáticos nuevos. Todo lo contrario, frecuentes en estos tiempos, y hasta entrampados a veces hasta cierto punto en retórica vacía. Incluso por ahí se enrumbaron no pocas obras aspirantes al premio, que en esta segunda edición, por cierto, acusó un nivel cualitativo mucho mayor.

Pero fue la coherencia del conjunto, la visceralidad, la unidad tonal, y ese afán lúdicro por comprometer al lector en su propia urdimbre engañosa, lo que hizo de La identidad del espejo el seleccionado por el jurado para el principal galardón.

En un rico juego temporo-existencial, Frank Upierre nos lleva a través de estas páginas por los vericuetos de la propia identidad, individual o colectiva según se la vea y gracias a la plasticidad de que ha logrado dotar a todo el corpus metafórico del cuaderno.

Con virtudes tales, no sorprende que, como en la anterior edición del certamen, el volumen premiado haya ganado la espiritualidad del joven pintor Carlos Rafael Vega, volcada esta vez en una pintura al óleo entregada al autor en el acto de premiación.

Pedro Péglez González



La identidad del espejo


Como el rostro en el agua es el reflejo
del rostro. Así el hombre se refleja en
el corazón del hombre.

Proverb.27. vers. 19.


Abre para mí tu puerta

Omar Kayán



Me escogiste.
Soy la puerta.
Tu ciudad.
Tu monasterio.
Sólo sabrás el misterio
si traes el alma despierta.
No me ves;
pero soy cierta...
Te invito al próximo umbral.
Todo comienzo es final.
Es una ley. Vamos.
Cruza.
Perdona la niebla intrusa.
La niebla, al fin,
es Cristal*


*Estos textos fueron encontrados en una vieja cripta, en el cementerio de Potosí, de la mística ciudad de Guanabacoa. Se dice que datan de trescientos años, pero sólo son especulaciones de los historiadores. Las investigaciones atribuyen su escritura a cierto trovador que enloqueció en la búsqueda de sí mismo. (N.A)


..

Sí,
la niebla es un cristal
y ese cristal es tu espejo.
Espejo que es el reflejo
de una acuarela espectral.
¡Calma!...
Por la luz astral
se disipará la bruma...

La duda sólo es espuma,
y aunque todo sea oscuro,
si de Ser estás seguro:
Toda la Duda
se esfuma.


...


(Todo en suspiro se va)

Eres verdad y mentira.
Un sigilo
en carne y hueso.
La copulación de un beso.
Un incesto de la ira.
Eres el rostro que mira,
calla
y que siempre obedece.
Que aplaude lo que acontece
sin saber
que en su mutismo
es tan sólo un espejismo
que al fondo desaparece.


....


Mi forma también tu forma tuvo

Omar Kayán

Tú me preguntas
¿quién soy?
No sé qué respuesta darte.
Sólo sé
que de buscarte
donde te buscas,
estoy.
No sé si vienes
o voy
ni cual es la diferencia....
¿qué mágica congruencia
nos conjuga en armonía
que pregunto cada día,
quién de los dos es la esencia?...


.....


¿Quién la voz,
el artesano
de tamaña artesanía?
¿Quién dispersó la armonía
en un susurro de Arcano?
¿Qué sueño dijo a la mano
transforma el polvo en aliento?
¿Quién despertó
al movimiento
silencioso,
en su retiro
para hacer de su
suspiro
los soplos duros del viento?


......


Soy lo que soy

Omar Kayán

Preguntas.
Raras preguntas.
Preguntas.
Preguntas raras
Cara de todas las caras.
La suma de todas juntas.
¿Dónde terminan las puntas,
que entran y siguen entrando,
a Maralma,
Marsacando,
la genviviente alegría?
¿Qué cara es la cara mía
que veo un agua pasando?


.......


Polvo es la carne de ser,
el aliento que conversa.
Agua viva
que dispersa,
polvo en polvo vuelve a ser.
Tiene y deja de tener
tanto.
Pero el hombre ignora,
que la prisa es la demora,
y tanta demora prisa...
Y no sabe que es ceniza
que el sol del tiempo evapora.


........

busca en tu prójimo espejo

A. Machado

Perdona tanto hermetismo.
Es que de lo que Ti ves,
ya ha sido más de una vez
y hoy vuelves a ser
Tú mismo.

Fuiste Cumbre y
el Abismo,
como ahora,
Cumbre y Nada.
Identidad engañada,
imágenes ancestrales,
fuimos tan sólo
cristales
de una ciudad inventada.


.........


Otra palabra silenciosa

Kahlil Gibran

Otra vez te confundiste.
La confusión
es armar
la vereda de encontrar
la luz que vino y
no viste.
Lo que no piensas existe
ya, por otro pensamiento.

Yo...
Los dos,
el sustento
de un Universo mezclado.
Ya fuimos de Ser soñado.
Ya fuimos,
y somos viento.


..........


to be or not to be.

Shakespeare

¡Qué diminuta presencia
la imagen ante el cristal!
¿Quién principio?
¿Quién final?
¿El hombre o la providencia?
Hombre en hombre,
transparencia
es lo que el hombre se ve.
Del mismo polvo es la fe
de estar y
no estar seguro.
No sabe si fue futuro
o en otro hombre ya fue.



Cantares del otro yo

Alguien canta muchas veces por nosotros, toca la guitarra, improvisa y nos hace decir lo que no imaginamos. Sólo sabemos que está cerca. Avisando y poniendo e n nuestro cantar la voz de sus armonías. ESE ES EL OTRO YO, el que no mostramos pero sabemos que habita.

El trovador



Cantares...

(Yo soy un eco que pasa).



Estoy y no estoy
soy viento
ya disuelto en la armonía
multiforme
de la orgía
del agua y del firmamento.
Una agonía.
Un aliento.
También pude ser un giro
imperceptible.
Retiro
domesticado del mar.
Hombre fui en otro lugar.
Hombre fui.
No más suspiro.

Salmo fui.
Vena divina
para el dolor marginado.
Ya polvo indocumentado
fui...
y fui también esa esquina
del alma que disemina
un agua mansa de amar.
Hombre fui en otro lugar
ya nihilismo...
transparencia
suspiro de su existencia.
Luego...
Cenizas al mar.



...
del otro yo



Yo no existo.
Sólo estuve
en el tiempo que estuviste.
La imagen que de mí viste,
no era imagen.
Era nube.
El camino que ya anduve
eras tú mismo al revés.
Tu rostro más de una vez
buscándote en el espejo...
Viste entonces
mi reflejo
andando sobre tus pies.
Cuando nací ya tú estabas
en el aire sideral.
Por las aguas de un caudal
cósmico
tú, navegabas.
De mirarme te inventabas
tu rostro por ver mi Cristo.
Seguro de haberme visto,
burlaste la enarmonía....
creíste ver la cara mía.
Pero perdón... ¡yo no existo...!



epílogo cantar


(a Giraldo Segura)


Soy un espejo.
Me asomo
al hombre.
¿Será mi espejo
ese cauce disparejo
que por espejo retomo?
Transcurre un agua de plomo,
el reflejo se desgrana.
Es más densa la semana.
No soy la imagen que vi.
Me asomo.
Comprendo.
Fui.
Otra espuma de La Habana.