sábado, 19 de marzo de 2011


Premio
especial
Ada Elba Pérez
XI concurso
Ala Décima
2011

1812,
de Olimpia Pombal Duarte

Foto: Archivos de Mariana Pérez Pérez







Equivalente al segundo lugar, el Premio especial Ada Elba Pérez en el aniversario 50 de su nacimiento, fue auspiciado para esta edición del certamen por el Comité Organizador de la Bienal Identidad de homenaje a esa poetisa, artista de la plástica y compositora, con el respaldo del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado. Foto: Wildy.





1812


Olimpia Pombal Duarte




Premio especial Ada Elba Pérez

XI concurso nacional
Ala Décima (2011)





JURADO:

Olga Lidia Pérez
Isbel Díaz Torres
Julio Alberto Cumberbatch









1812




Es Tchaikovsky, mi obertura,
la que inunda mis sentidos
con alegrías, gemidos,
angustias… La partitura
no le permite ruptura
a ninguna imagen, cuáles
más vívidas y raigales;
historia en notas; escalas
y arpegios que sueñan alas
atenaicas ya inmortales.


Todo un espejo de trigo
ondula tras los primeros
acordes. Tibios senderos
serpentean al abrigo
de mis ensueños. Testigo
de esta paz imaginada
es el adagio que en cada
clave me impulsa tenaz
a vivir en una audaz
ilusión insospechada.


De pronto un tímpano truena.
Con sus cien ojos la Fama
indiferente proclama
un gris-azul que cercena
el libre albedrío, y llena
de humillación a la Russ;
el miedo carga su cruz
y ríos, isbas, trigales
quedan vacíos. Metales
y cuerdas gimen sin luz.


¡La Marsellesa…! Levanta
sombras de vientos oscuros
y alucinantes. Los muros
quiebran su dura garganta
mientras ella canta, canta
un canto de espada y fuego.
Sólo exige, no es un ruego;
trompetas y oboes gritan;
falsos deberes se agitan
por un apetito ciego.


Y tras mis ojos cerrados
la música vibra; viola
el hilo que da una sola
opción para los soldados;
las trompas lanzan mezclados
fusiles y hombres; la tierra
huele a ansiedad y se aferra
al soplo de su destino:
se repliegan. Borodino
abre su faz a la guerra.


El dulce triángulo ajusta
su tono al de los violines.
¿Son las troikas? ¿Son maitines?
¿Quizás rezos? ¡Cómo asusta
huir por la senda injusta
de los vencidos! Se van.
Sus huellas dejan sin pan
por donde avanza el Gran Corso
que va apretando su torso
en estúpido ademán.


El pandero… ¡qué sutil
borda los aires gitanos,
como si atara lejanos
recuerdos en un atril!
Su ritmo, casi infantil,
envuelve a las tropas rusas;
los bajos arrastran fusas
que descienden, claman, rugen;
los pies en el fango crujen
y rompen sombras obtusas.


De nuevo cuerdas y vientos
sollozan. Francia ha plantado
sus colores, y llevado
a Rusia sangre y lamentos.
Mal podrían pensamientos
de conquista, triunfo y gloria
dejar alegre memoria.
Cayó Borodino, pero
hay sonidos de un ligero
sabor a duda en la Historia.


¿Y qué me dicen ahora
los metales? Con sus voces
parece que invocan dioses
guerreros. Llegó la hora;
marchan los galos y llora
el suelo bajo sus pies.
“¡Allons enfants!” A través
de esta música percibo
la firmeza del argivo
ancestral. ¿Sueño tal vez?


Por mi sangre y nervios vuelan
veloces los pentagramas
impregnados de humo y llamas
que abrasan Moscú, y deshielan
paredes por donde rielan
las primicias del invierno;
toda la orquesta un infierno
dibuja sobre el Moscova
mientras la Historia se roba
a sí misma un aire eterno.


De todas las cuerdas brotan
fantasmas de bordes recios
que alertan cuando los necios
entre tizones se agotan
sin más botines. Ya azotan
ventiscas rudas. La nieve
esconde su rostro aleve
en árboles y callejas;
las violas susurran quejas…
pero el francés no se mueve.


Helados soplos de cierzo
aúllan en la taigá;
la nieve es como un maná
que danza sobre el scherzo
en su orquesta. Blanco y terso
noviembre llega. Remotas
reminiscencias de notas
descienden. ¡Francia se marcha
cargando botín, escarcha
y tristes espaldas rotas!


Ya se van, pero el espanto
hace presa en su camino.
Un General concertino
terrible, implacable; manto
de muerte blanca sin llanto
los abate: es Aquilón
que ruge en las cuerdas con
torpe fiereza. Hambre y hielo
muerden los cuerpos; el cielo
desnuda su compasión.


Campanas, ventiscas, muerte;

alegría de los rusos,
dolor para los intrusos.
¡Qué trágica siembra inerte
de medio millón! Un fuerte
allegro teje una danza
sin confines. Cuando alcanza
su majestuoso final,
creo ver el Santo Grial
que derrama la esperanza.






OLIMPIA POMBAL DUARTE
(Remedios, Villa Clara, 1935). Libro publicado: Con alas de seda [poesía para niños] (Santa Clara : Ed. Capiro, 2004). Reconocimientos obtenidos (2000-2008): Nivel internacional: Concurso Villazul'2001 (Mención). Nivel nacional: Literatura infantil: 10 premios y 5 menciones (concursos "Pedro Marrero", "Rubén Martínez Villena", "Adulto Mayor", "Mundo Marino" y Encuentro Debate Nacional de Talleres Literarios). Décima: 8 premios y 7 menciones (concursos "Pedro Marrero", "Rubén Martínez Villena", Ala Décima y Encuentro Debate Nacional de Talleres Literarios). Poesía: 2 premios y 4 menciones (concursos "Pedro Marrero" y "Adulto Mayor"). Testimonio: 3 premios y mención (concursos "Pedro Marrero", "Rubén Martínez Villena"). Cuento: 2 menciones (concurso "Pedro Marrero"). Nivel provincial. Poesía para niños: un premio y 3 menciones (Encuentro Debate Provincial de Talleres Literarios). Décima: 7 premios y 3 menciones (concursos "Leoncio Yanes", "Ramón Roa Gari", "Juan R. Delgado Limendoux" y Encuentro Debate Provincial de Talleres Literarios).

Tomado del sitio La décima es un árbol, de Mariana Pérez Pérez.




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