Epístolas
del escriba,
de Miguel
Mariano Piñero
del escriba,
de Miguel
Mariano Piñero
Fotos: Tamara
Gispert
El poeta premiado con el más alto lauro del certamen
recibió esta pintura de Ventura
González (técnica mixta sobre lienzo, 35 x 40 cm), obra
inspirada en el presente texto y destinada al autor como parte del premio.
Epístolas del escriba
Miguel Mariano Piñero
Primer premio
XIII concurso nacional
Ala Décima (2013)
Ala Décima (2013)
JURADO:
LAS RESPUESTAS AL ESCRIBA
Estimado Miguel:
Epístolas. (Las) Epístolas
del escriba, de Miguel Mariano Piñero. Ese es tu nombre, ese tu cuaderno,
casi de bitácoras, una exploración personal, unos accidentes reconvertidos en
pulso lírico. Un duelo de relevancias fingidas sobre el ineludible camino de la
individualidad. Individualidad re-meditada como visitación a territorio del
otro. De otros. Ese es el primer afluente que traduce este viaje, este
simulacro de viaje. Vallejo, Borges, Homero, cuántas coincidencias o
recurrencias en el flujo de un poeta que necesita nombrar, exorcizar, escribir,
hacia la dimensión inacabada, intangible. Modificas el orden que la naturaleza integra: la sustancia agria,
quebrada, de una metaficción que aprovecha la representación de un tiempo (un
destiempo) que solo existe para ti.
Las alusiones que aquí
aparecen son tan idílicas como el diálogo que estableces con los fragmentos
(aislados, corrosivos) de la
Historia, el curso de una relación de posesión-fuga y marcas,
marcas tautológicas que desprenden una sinfonía delirante y voluptuosa, las
inquisiciones de ese universo que domeñas porque lo construyes con furiosa
sencillez. Hablas de culpas y destierras hacia míticas simbologías los cuerpos
de figuras que solo habitan en tus palabras, en sus imágenes. Creas una especie
de teatro de complejidades como un combate de boxeo donde el adversario sabe
las reglas confluyentes (dionisíacas) que se expresan en el ring de
atracciones, y vences porque recolocas sumisión y posesión hacia una misma
intimidad, en un único personaje.
Amigo Miguel Mariano
Piñero, escribo esta carta para dejar constancia de mi admiración, a prueba de
balas, por unos textos vigorosos, atrevidos, punzantes. Ya está usted anclado
en ese mapa distinguido de provocaciones y suntuosos destinos literarios. El
sendero es largo pero ya has comenzado a andar.
Te abraza,
Carlos Esquivel Guerra,
18 de marzo de 2013,
en Las Tunas, Cuba.
18 de marzo de 2013,
en Las Tunas, Cuba.
Epístolas del escriba
CARTA A UN ERUDITO
Dios me perdonará. Es su oficio.
Heinrich Heine
Amigo Homero:
Yo estoy harto de la
nieve gris, ya no resiste el tamiz de los pulmones. No soy un erudito, si hoy
te escribo es para intentar en mis líneas, desfogar la angustia, esa pesantez
que impone cada revés ingrávido ¿Cómo hallar el camino de tus dioses desde esta
cruz donde medra Lucifer y todo arredra sobre mi sombra? Mil voces me conminan
por atroces desfiladeros ¿Qué opción nos queda? ¿De qué ilusión me lleno para
seguir a mi Dios? ¿Cómo existir según la fe? Esta misión es un timo. Regurgita
mi interior su magnetismo execrable ¿Sectarismo hiperbólico? Me incita una
leyenda, Afrodita es un deseo sensual, clandestino, celestial. Urdo ardientes
manifiestos con Aries y por Hefestos no abrigo nada especial, tal vez lástima.
Blasfemo sobre Poseidón. Me gusta El Olimpo, no me asusta su diversidad. No temo
a Aquiles ni a Polifemo. Esa unión entre mortales y sus dioses celestiales me
fascina. Bajó lumbre Prometeo de la cumbre, para seres terrenales inferiores.
No es posible aquí ser un semidiós, solo hombres frente a un Dios inmaculado,
intangible ¿Es este mundo creíble? ¿Quién creó a Satán, Yahvé o algún profeta?
¿Quién fue el que erigió los cadalsos? ¿Algún traidor? ¿Serán falsos los
querubines? No sé quiénes signaron un trato con el creador que incluye la
sumisión ¿Prostituye las normas mi desacato? Esos que escupen el plato donde
comen tienen tiempo, para expiar el contratiempo. Yo en cambio siempre prefiero
la hoguera. Perdona, Homero, esta misiva a destiempo.
CULPAS
César Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que él
les haga nada; le daban duro con un palo y duro.
les haga nada; le daban duro con un palo y duro.
César Vallejo
Vallejo:
Todos piensan que
prefiero fallecer algún jueves en París; yo sé que he de morir en mi país con
más de treinta grados sobre cero, en un domingo gris, sin aguacero ni brindis
por los buenos (y los malos). Yo sí sé, me lo auguran los recalos de golpes en
mis húmeros ¿qué hacer? si hoy sábado recuerdo que a mi ser, en la muerte
también le aguardan palos, sogas, lluvias y golpes…yo sí sé. Los sábados sin
suerte del tahúr desgranan en la mía un viento sur de angustias y miserias en
la fe. Observo a Dios, en busca de un por qué, yo sí sé, nada dice cuando Atila
El Huno nos da postres con esquila que cambian los compases de la suerte.
Negros heraldos con su negra muerte, o Jehová que los párpados deshila al hombre
si blasfema por sus panes calcinados y llora la ruptura de los cristos del
alma. La impostura de golpes en mil ojos de huracanes, son el odio de Dios y
sus titanes (Vallejo) son los fosos del destino… yo sí sé por qué busco el
remolino sin volver la mirada. Dios me ha dado la respuesta, de golpes ha
empedrado las culpas de volver sobre el camino.
MIGUEL Y YO
Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo
y todo es del olvido, o del otro.
y todo es del olvido, o del otro.
Jorge Luis Borges
Borges:
Como tú he tenido que
compartir la existencia con otro escriba. Mi esencia también se fuga. He
perdido los relojes, el sonido de la guitarra. Mi piel se pierde en otro papel
sobre la escena. Soy dueño a medias de cada sueño representado en Miguel y sus
migajas. Hermano, cuán difícil es ser luz con su sombra a contraluz. Qué
decepción ser la mano que solo escribe ¿Qué gano mientras pierdo casi todo
cuanto vive en él? No hay modo de saber adónde voy tras su fantasma ¿Qué soy,
brújula, candil, o lodo bajo su sombra? ¿Confín de las tinieblas? ¿Artero
homicida? ¿Desafuero? ¿Abel… o acaso Caín? Soy el principio y el fin de una
vida que no vivo, fiador de un ser coercitivo con el don de la palabra engañosa
mientras labra su pan ¿Por qué no derribo su imagen de porcelana? Yo soy el
grito, badajo sin cielo ni tierra, bajo las nubes de la campana. Él es furia
que desgrana sobre el mar un mar de olas, yo muerte en las amapolas de Van
Gogh, él desafío, yo cauce muerto del río… dos orillas, las dos solas, las dos
tristes, las dos…nada. Él es lascivia precoz, yo soy quien le paga a Dios el
costo de su cruzada ¿Evitar la dentellada? ¿Cómo? Si no quedan puertas de
Cancel, están desiertas, sin luz las tipografías y en las etimologías solo hay
palabras abiertas y enigmáticas. La prosa de Stevenson sigue ausente y hay un
tigre que desmiente las sentencias de Spinoza. También en mí la espumosa taza
de café es ritual y en el otro su banal actuación ante el espejo. Borges, él es
mi reflejo, yo soy el punto…
………………………………………………………………final.
MIGUEL
MARIANO PIÑERO MARTÍNEZ. (1958, Las Tunas). Tiene publicado el libro Divagaciones entre las nubes y el lodo (Editorial
Sanlope, 2009) y aparece en diversas antologías. Ha obtenido premios en
concursos nacionales y provinciales, entre ellos el tercer
lugar en el X
concurso nacional Ala Décima (2010) con su cuaderno Cartas
desde el infierno. En la XLIV Jornada
Cucalambeana (junio-julio 2011), su obra Discursos
del solitario
mereció el más alto lauro en el Concurso
nacional de glosas “Canto alrededor del punto”, de homenaje al escritor Adolfo
Martí Fuentes, organizado por la Casa
Iberoamericana de
la Décima El Cucalambé. En el 2012, recibió mención
en el concurso iberoamericano Cucalambé, el más importante certamen de la
décima escrita, dentro del programa de la XLV
Jornada Cucalambeana. Como parte de este PREMIO ALA DÉCIMA 2013, fue
incluido en la antología on line Arte poética.
Rostros y versos y publicado en el blog Odiseo
en el Erebo (acceso con los anteriores links), ambos del poeta salvadoreño
André Cruchaga.
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