martes, 19 de abril de 2011

Premio
de tema
comunitario
Célida Cortina
XI concurso
Ala Décima
2011

Catálogo de voces,
de Jorge Adrián Betancourt

Foto: Colaboración de Emmanuel Tornés










El premio Célida Cortina
de tema comunitario en el concurso nacional Ala Décima lleva el nombre de una fallecida fundadora del Grupo Ala Décima, y la agrupación asumió este año su otorgamiento. Se entregó en una premiación complementaria efectuada como parte del programa de la XX
Feria Internacional del Libro en la ciudad de Bayamo, Monumento Nacional, capital de la provincia de Granma. Foto: Dilbert Reyes.










Catálogo de voces


Jorge Adrián Betancourt








Premio de tema comunitario
Célida Cortina

XI concurso nacional
Ala Décima (2011)






JURADO:

Olga Lidia Pérez
Isbel Díaz Torres
Julio Alberto Cumberbatch










Catálogo de voces






En un lugar de la mancha

En el río de Heráclito,
yo, pez aislado, pez separado
(aunque sea pez de madera o pez de piedra)
inscribo los peces pequeños en sus
respectivos momentos,
en una escama dorada, tan brevemente
que por ello, ¿no parpadeará la oscuridad
perpleja?

Wislawa Szymborska






Sainete inconcluso en torno a mi barrio

Yo dejaré mi sangre en esos ríos
australes, sonantes y perfectos,
donde la tierra orea su más revuelto pulso
.

Ángel Escobar



Mi barrio es una alambrada
tenaz, un lugar común,
fiel a su concepto, un
espejo de otra barriada.
Mi barrio tiene tatuada
la galla de la sequía,
tiene una alberca vacía,
un henil, un viejo establo
y el intento de un retablo
con faltas de ortografía.


Mi barrio tiene vecinos
serviciales y serviles,
ecuménicos, hostiles,
generosos y mezquinos.
Mi barrio pudre sus vinos
en odres de mala muerte,
y cuando mi barrio vierte
su alquimia en el aquelarre
del fin de semana, barre
su esplín y su ambigua suerte.


En mi barrio hay monigotes
imberbes que se depilan
el bozo y así perfilan
el largo de sus bigotes.
Mi barrio tiene sus brotes
de dolencias seminales
y de cautos colegiales
que en los rincones se curvan,
atisban y se masturban
recordando hilos dentales.


En mi barrio hay pudorosas,
rayanas en lo fanático
y que guardan en el viático,
noveletas voluptuosas.
Mi barrio tiene sus lozas
tonsuradas por un luto
inmemorial y el esputo
de célibes carcamales
que hablan en los funerales
del producto interno bruto.


Mi barrio tiene legiones
de la secundaria básica,
que odian la música clásica,
el ballet, los orfeones.
Y tiene sus faetones,
sus cuadros en claroscuro,
sus pólizas de seguro,
sus vesanios, sus tunantes
y hasta un par de nigromantes
que predicen el futuro.


Mi barrio tiene chalanes
que viajan de puerta en puerta
con una prolija oferta
de anomas y talismanes.
Mi barrio tiene edecanes,
Lazarillos bajo fianza,
ecologistas a ultranza
que no creen en el deshielo,
pero que llevan el pelo
más largo que la esperanza.


En mi barrio hay celestinas,
párvulos de Maquiavelo
y clonaciones de Otelo
que acechan en las esquinas.
Mi barrio quema doctrinas,
blasona, sufre y se goza,
mi barrio no es otra cosa
que un cíclope secular
empeñado en levantar
el PlesidI sobre el Osa.


Mi barrio es una potala
que intenta llegar al fondo
y tiene como Macondo
lagaretas de agua mala.
Mi barrio es otra Comala
con extintos inconfesos,
con perros que lamen huesos
y están muertos, no lo duden,
y con fantasmas que acuden
para los últimos rezos.


Mi barrio fue un barrio blanco,
hasta que pasó la guerra
y le coloreó la tierra
mordiéndolo sobre el flanco.
Mi barrio, voy a ser franco,
es apacible y voraz,
mi bario es como un matraz
que mezcla rupia y cerumen,
y es la red sobre el cardumen
en donde soy un pez más.






De un yo plural y de una sola sombra

A cada paso necesitamos tomar en cuenta
a otros seres, no nada más a nosotros mismos,
porque únicamente en la muerte estamos solos

Rabindranath Tagore






Diario del apóstata



Lunes 2
Las 3 pasado meridiano.
Mes de enero.
Al más sórdido agujero del penal soy confinado.
Martes 3
He revisado cada grieta
y no acaricio esperanzas.
Todo indicio de salvación se diluye.
Miércoles 4
Me instruye un abogado de oficio.
Jueves 5
En el mendrugo de pan he hallado un trebejo,
tal vez nimio ante el vencejo que me fusiona al verdugo.
Viernes 6 (Noche)
Me fugo,
siguiendo el cauce de un hilo inacabable
y al filo del Edén me encuentran muerto.
Sábado 7
Despierto en mi jergón.
Sigo en vilo.
Domingo 8
El primer día de sesión lento transcurre,
el auditorio se aburre.
Vuelvo a la ergástula fría.
Lunes 9
La utopía del indulto se me esfuma;
hiperbólica es la suma de cargos en el edicto.
Martes 10
El veredicto es fatídico, me abruma.
Miércoles 11
Presento recurso de apelación que aborta.
Copio a renglón seguido mi testamento.
Jueves 12
Oigo el lamento de los reos que debutan en el penal.
Hoy me amputan las alas.
Llega el birreme.
Viernes 13. 3 am.
En dos horas me ejecutan.






Testamento que dejo por si un día
contra todo pronóstico me muero
un jueves en París con aguacero
o en otro punto de la geografía.


Queridos herederos, si la fría
Perséfone me envuelve en su sudario
lo mismo que al mortal más ordinario,
en fin, por si llegara ese momento,
mis bienes parto en este documento,
que guardará hasta entonces el notario.


Lego a mi madre, el caracol nocturno
que aún lleva jirones de su enagua,
mi almanaque lunar, mis perlas de agua
y mi lebrel ya viejo y taciturno.
A mi buen padre, el francmasón de turno,
admito que no es tanto lo que lego,
solo mi piel de onagro, mi talego,
el Rocín que cloné, mi autorretrato
y en un menudo disco de acetato,
la historia peculiar de su Alter Ego.


A mi cara mujer, dejo un sainete,
tan póstumo que casi es de Villena,
y mi eterno reloj donde la Arena
del Tiempo
levantó su palacete.
A mis hermanos, dejo el estilete
con que esculpí la Tierra Prometida
y una mágica fórmula aprendida
de un tal Fayad Jamís y cuyo fuero
es no cansarte de decir te quiero
por muchos palos que te dé la vida.


Obvio a mis enemigos, pues bastante
les he dado de mí en cada rencilla,
¿acaso no es sobrada una mejilla
y casi un poco más de la restante?
A mis buenos amigos, el estante
que es mitad biblioteca, mitad barra,
mi soneto mejor y la guitarra,
en donde cincelé un adiós muchachos
y que han de ejecutar medio borrachos
en el momento cumbre de la farra.


Reservo para mí, si no es usura,

del magro emolumento lo más zafio,
por si alguien me dedica un epitafio
y hay que cubrir los gastos de la hechura
Aunque mi muerte es una conjetura,
una idea pueril y contrahecha,
aquí va lo mejor de mi cosecha,
perdonen herederos si es muy poco
que más puede testar el viejo loco
que redacta estas líneas.
………………………………Firma y fecha.









JORGE ADRIÁN BETANCOURT QUINTANA
(Santiago de Cuba, 1964; radicado en el municipio de Guisa, provincia de Granma). Poeta y trovador. Ha obtenido varios premios en concursos nacionales y provinciales, entre los que se destaca el premio 20 de octubre, que le valió la publicación de su primer libro Diálogo inconcluso con una muchacha que sonríe. Trabajos suyos aparecen publicados en revistas y antologías, como Ventana Sur. En julio del 2010, durante la XLIII Jornada Cucalambeana, su poemario La red y el cardumen conquistó mención en el concurso iberoamericano Cucalambé.








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