Poema
en carne viva,
de Mayelín
Barrera Castro
en carne viva,
de Mayelín
Barrera Castro
Foto:
Archivo de Odalys
Leyva
Desde el 2005 el Grupo
Ala Décima entrega un premio especial al mejor cuaderno
de autora joven en el concurso
nacional Décima al filo, que convoca el grupo
de mujeres decimistas de igual nombre.
En la séptima entrega de ese lauro colateral, correspondiente a la octava
edición del certamen (2015), mereció el galardón
de Ala
Décima la obra Poema en carne viva, de la poetisa María
Mayelín Barrera Castro (Las Tunas, 1979), especialista de la Casa
Iberoamericana de la Décima Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.
Poema en carne viva
POEMA EN CARNE VIVA
Mis ojos guardan tristeza,
desencuentro, desamor,
desgarro, herida, temor,
inmolada sutileza
de la sombra. Muere presa
la locura suspensiva
de un poema en carne viva.
Yace mi voz en la daga
y la esperanza se apaga
en la letra del escriba.
Si la letra del escriba
vuelve al verso su despojo
¿Qué voz nos indaga? ¿Cómo
encontramos la salida?
¿Cómo arrancarnos la espina,
huella de tanta tristeza?
¡Abrimos por fin la verja
a la escuálida esperanza
y que en el pilar del alma
el verso no desfallezca!
SUPERVIVENCIA
I
Sobrevivo a un poema
Tan triste como mis ojos.
Sobrevivo los despojos
que el Valle de Hinón no
quema.
Sobrevivo ante la extrema
ruina al borde del espejo,
donde un epitafio viejo
se confunde con el llanto
de un bebé o con el espanto
de un anciano en soledad.
Reanimo la realidad
de otro poema que canto.
II
Los versos desparramados
que encontré en el basurero
cruzan mi sombra, el terreno
que renuncia a su descanso.
Sobre el lodo los disparos
de un duelo entre la
nostalgia
de aquel hambriento y la
savia
del pan infinito. ¿Quién
gusta un trozo sin morder
el hambre de la distancia?
III
Traigo un poema haraposo
herido por la distancia
del poeta. Su inconstancia
al no encontrar alborozo,
anuncia un estrepitoso
deleite sin descubrir.
Dialogo con el fluir
de algunos versos desnudos,
los visto con los menudos
recuerdos de un porvenir.
¿DENUNCIA?
¿Quién enmudeció al silencio
para vestirse de harapos,
cuándo mutarán sus trapos
por la voz que reverencio?
Tras el mutismo presencio
oro: mil palabras mudas,
no denigran como Judas
su traje en fatalidad;
se cubren de la verdad,
y hablan, sin lugar a dudas.
UNÀNIME CERTEZA
El verso inválido besa
los rasgos de la distancia
que nos oprime ¿Qué
instancia
para el encuentro confiesa
esta unánime certeza?
Nadie advierte que la
hondura
de nuestro silencio dura
solo un minuto de invierno,
y que el estío es eterno
cuando el amor trae la cura.
I
Inevitable es el muro
de carne que nos separa.
Inevitable mampara
de grises y claroscuro.
Mas yo traspaso el conjuro
de la distancia indiscreta
uno la A con la Zeta
como quien no tiene fin
cruzo mares; el confín
pongo en tus manos, poeta.
BOLETO PARA UN NORTE
Me iré con el desamparo
esnobista de mis huesos
con los náufragos confesos
de las olas ante el faro.
Me iré con el desamparo
de un boleto resentido,
sin nombre, sin apellido,
sin alas ni pasaporte
donde el adiós no es el
norte
en la tierra del olvido.
INMUNIDAD
Cambio un abstracto regreso
por el umbral de tu casa,
la saciedad por la masa
exquisita de tu beso.
La opulencia por el peso
de tu mano sobre mí.
El trueque de estar aquí
me torna inmune al exilio,
hoy desvalijo el idilio
de estar sin tierra y sin
ti.
CÓDIGO DE UNA VENTANA
Tu pecho es una ventana
esculpida en la inquietud.
¿Quién ahuyentó su virtud
a un inventario de arcana
voz? Su verja soberana
indispone con frialdad
mirarme en tu soledad
que es tan mía y a la vez,
asedia la ingravidez
de una porfiada ansiedad.
Sin embargo la costumbre
no comprende su ruptura,
desatina la figura
de quien desnuda mi lumbre.
En la sima o en la cumbre
la ventana absorberé.
Por su cuadro escaparé
a refugiarme en el fondo
de tu amor. Pero no escondo
la violencia de mi fe.
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