La paz de los laberintos,
de Celestina García Palmero
de Celestina García Palmero
Equivalente al tercer lugar del certamen, el Premio Especial Aniversario 16 del Grupo
Ala Décima fue conferido por el Centro
Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado y consistió en
una obra de arte y una selección de libros.
La paz de los
laberintos
Celestina García Palmero
Premio Especial Aniversario 16
del Grupo Ala Décima
del Grupo Ala Décima
XVI concurso nacional
Ala Décima (2016)
Ala Décima (2016)
JURADO:
La paz de los
laberintos
La paz nocturna en mis
hombros,
nostalgia sobre mis ecos
y me va dejando huecos
vacíos. Lluvia de escombros
ocultos llenan de
asombros
la fuente, destruyen
bordes
y sonidos monocordes
acechan desde la duna.
La paz es una laguna
donde naufragan acordes.
Cada intervalo se ofrece
en rendición, en concilio
sin lámparas. Sed. Exilio
del hilván que desfallece
junto a la senda y parece
girar sobre la burbuja
que lo nombra, que me
empuja
a desvestir los cerrojos
hechizados entre abrojos
y, con silencios, dibuja
el escondite, la puerta
por donde entraran los
vicios
a esa paz que en
precipicios
ajenos, volviose
incierta,
desconocida en oferta
para milagros. Perdones.
Trigal para confesiones,
aplausos y partituras.
Esa paz que, en sus
molduras,
resguarda mis oraciones.
En sus orillas gravitan
frialdades del marco roto
sumergido en su remoto
caudal. Rondas que infinitan
viejos recuerdos,
suscitan
navegaciones. El mar
danza, se empeña en saltar
y yo busco, sin el remo,
un paraje. Alto supremo
que me obligue a
andar. Andar
y andar sobre tu planeta,
abatirlo. Irme de luces
al fondo por donde cruces
rumor, fatiga. Cometa
en sombras. Nave sujeta
al madero que detiene
al torbellino que viene
con lanzas y satiriza
la voz del marco. Su prisa.
Absurdo que sobreviene
y confunde el entramado
de la paz. Sus laberintos.
Cuáles razones? Qué instintos
me arrastran? Por qué entramado
de luces he penetrado?
¡Insólita fuente!, como hecha
de un esplendor que me
estrecha
corro a tus
profundidades.
Sobre el marco
tempestades
se acortan, abren la
brecha.
A tientas busco en el
marco
la claridad que me silva,
otra voz es la que hilva-
na en mi armadura su
arco.
Me apresuro, corto. Enarco
monedas para la danza:
ritual de aciertos: Venganza
desembocada en la queja.
Silva el marco y la
madeja
sustituye a la añoranza.
Giros, piruetas. Diatribas
para encontrar los
ropajes
donde guardé los mensajes
del futuro.
Tentativas
de un camino hacia
incisivas
hogueras. Busco el extremo
menos frágil mas, le temo
a la oquedad.
Aun distante,
giro a paso vacilante
porque, no soy la del
remo:
Busco plegarias en
centros
y la razón es un ave.
Nada entiende, Nada sabe
de futuros, ni de
encuentros.
Busco. Busco en mis
adentros
pero el sonido retorna
rígido, angustioso. ¡Es
sorna!
Una confusión extraña
que, sin yo querer, me
engaña,
me doblega. Me soborna.
Me doblega. Me soborna
tardanzas del minutero,
espacios de un aguacero
que a mis pupilas
entorna.
Ninguna señal adorna
tanta gravedad, no
obstante,
mis pasos: luz incesante
con líneas imaginarias
hilan. Van por las plegarias
que anhelan y, en lo
adelante,
advertirán de los miedos
por acertijos y nudos
y relámpagos. Por crudos
eslabones. Sombras.
Dedos
advenedizos. Enredos
de mi oreja tras la dura
pendiente. Alba y cordura
que imploro. Fe dibujada
tantas veces. Nube atada
a mi espiral. Hendidura
que más allá de mi pie
dejará rastros: raíces
entre rocas. Cicatrices
por fatigas que sembré
buscando el centro y la
fe
de tus cadencias. ¡Instintos!,
esos de hilvanar recintos
donde la paz es
prohibida,
pecaminosa y, suicida,
moneda de laberintos.
Volver sobre los horarios
sin pausas, sobre caminos
en otrora clandestinos
en otrora imaginarios.
Irme atrás a calendarios
donde apenas tomé aliento
y mi pie golpeó el
cimiento
donde arpegiaban espinas.
Volver. Buscar entre ruinas
cuanto sirvió de sustento
o, de almohada, cuando el
pulso
fue poquedad, curvatura
del azar y, tu figura
un amasijo convulso.
Asirme al marco, al
impulso
de mis piernas:
cascabeles
en fuga por decibeles
inoportunos. ¡Qué estruendo!
cuando le estaban
naciendo
infancias a mis corceles
y el aire se estremecía
por los hallazgos. Sus modos
de apaciguarme recodos
con sus cantares. Ardía
la fuente y, yo, parecía
arder en su pertinaz
retozo. Así, vuelvo atrás,
busco el remo. Voy.
¡Insisto!
subo a mi barca. ¡Resisto!
Silva una luz. ¡Es la paz!
CELESTINA
GARCÍA PALMERO (Florida, Camagüey, 1947; desde niña residente en la ciudad
de Sancti
Spíritus). Poetisa. Miembro
fundadora del Grupo
Toda luz y toda mía. En el 2014 mereció el Premio de la
Ciudad en Poesía con el poemario El libro de Celestina, publicado en el
2015. En ese año conquistó el Premio
de décimas del periódico Escambray y nuevamente el Premio
de la Ciudad, esta vez en literatura para niños. Tiene además publicados
los poemarios Brújula contra los inviernos (2003) y Haz que no
percibo (2007).
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