martes, 5 de julio de 2016

Premio Décimas para el amor, XVI Ala Décima



Imágenes,
de
José Miguel
Ramos Puerto






El premio Décimas para el amor Hermeides Pompa lo respalda la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas, al mejor cuaderno con ese tema. Da continuidad al certamen que la institución inauguró en 1994 y cuya primera ganadora fue la poetisa que da nombre actualmente a ese lauro. Consistió en esta ocasión en poemarios y otros materiales de la Casa, entre ellos una pequeña cerámica con la fachada de la institución.









Imágenes

José Miguel Ramos Puerto



Premio Décimas para el amor Hermeides Pompa
XVI concurso nacional
Ala Décima (2016)


JURADO:











Imágenes






AHORA QUE ESTÁS

Me llegaste sin aviso
y sin puertas ni ventanas,
como las nubes lejanas
que regresan sin permiso.
Así la suerte lo quiso
cuando una tarde cualquiera
me llegó tu primavera,
como anticipo de marzo,
por la ruta donde engarzo
esperanzas a la espera.

Y como nunca le sobra
el paso largo a la prisa,
me quedé con tu sonrisa
para vencer la zozobra
que cada noche me cobra
sus sueños más atrevidos;
y en un mundo de latidos
donde la ilusión no falta,
te convierto en la más alta
rama para hacer mis nidos.

Si llegaste no te vayas
por los caminos que subes,
como se alejan las nubes
en búsqueda de otras playas.
Quédate aquí donde hallas
alas para la inquietud
de tus vuelos, un alud
de insospechadas primicias,
molde para tus caricias
y un pecado a tu virtud.



LLAMADO

Desde tu figura esbelta
hasta tus ojos profundos,
la llamada de dos mundos
vibra cuando estoy de vuelta
de mi existir, y revuelta
la mar de antiguos reflejos,
estoy de nuevo ante espejos
de unos ojos de mujer,
como queriendo poner
alas a mis sueños viejos.

Tu mundo tiene la fuerza
de la corriente impetuosa,
y al mismo tiempo es la rosa
de la mejilla más tersa.
Vengo en dirección inversa
tocado por el hastío,
y a la orilla de tu río
donde la frente me arde,
dudo si será muy tarde
para tu mundo y el mío.



URGE

Cuando tu ausencia me aplasta
tiñéndome las ojeras,
hay un dolor sin fronteras
que me estremece en subasta
de recuerdos. Cuando gasta
la tarde sus redecillas,
hebras rojas y amarillas
bajo un deslumbrante azul,
escapan de mi baúl
los bordes de tus orillas.

Cuando tu caricia es solo
la parte de un hemisferio,
la muerte de un cementerio
de añoranzas..., yo me inmolo
en la atracción de tu polo
con el mío. Y desde adentro,
esa caricia es el centro
de gravedad que me imanta,
que calcina mi garganta
con la llama del encuentro.

Ven pronto que el desvarío
me está latiendo en la sien,
trae tus efluvios y ven
como quien riega el rocío,
como quien tomó del río
su fertilidad de aroma...
Ven pronto, porque el idioma
entre el beso y la palabra
urge, necesita que abra
el vuelo de la paloma.



FANTASÍA

Llueve otra vez: yo diría
que la lluvia tiene el don
de mojar mi corazón
sin lágrimas; fantasía
que le da a mi poesía
una nube siempre nueva
en la que el verso se eleva
para que, al atardecer,
una trenza de mujer
se deshaga cuando llueva.

Una trenza que quisiera
ver recogida en el moño
inquietante del otoño
retando a la primavera.
Por ello mi verso espera
siempre que vuelva a llover,
para que al atardecer,
con su caricia más loca,
me vuelva a besar la boca
una trenza de mujer.



IMAGEN DE MI ESPEJO

No te miro entre los bordes
ideales de una imagen
de perfección, en que bajen
ríos en los que desbordes
iridiscencias, acordes...
Te prefiero en el reflejo
y entre las luces que dejo
vagando en la noche abstracta,
para dibujarte exacta
en la imagen de mi espejo.

Desazón y sobresalto,
ansiedad en la zozobra
de cada cita. Me sobra
primavera si le falto
a las nubes, a tan alto
sueño de la tierra amiga,
y en tus labios se prodiga
el desafío del reto,
enseñándome el secreto
entre la nube y la espiga.

Al mar le agradezco que hayas
naufragado en una pena
para dejar en mi arena
la caricia de tus playas.
Donde tu tristeza encallas,
un rumor de caracola
te va envolviendo en la aureola
de un amor recién nacido,
que atempera tu latido
con el vaivén de mi ola.

Gracias por este romance
retenido en el otoño
como un torero bisoño
que se detiene ante un lance;
gracias por el desbalance
que en el pecho se me inflama
entre la luz y la llama,
entre el sentido y el pulso,
resorte para el impulso
de la sangre
que reclama.

Mi gratitud no es la red
del pescador, que se estruja
en la mar; es la burbuja
para mitigar la sed
que permanece a merced
de la esperada promesa...
Mi gratitud es la pieza
que se queda en el anzuelo
cuando me dejas el cielo
en tu mirada que besa. 










JOSÉ MIGUEL RAMOS PUERTO (La Habana, 1940) es considerado el escritor invidente más ganador en la Asociación Nacional del Ciego. Amigo cercano del Indio Naborí, de quien se reconoce discípulo, cuenta con numerosos reconocimientos y publicaciones de sus versos, entre ellas su poemario en décimas Humedad de arcoiris (Editorial Extramuros, 2005), presentado ese año en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Ha incursionado en la poesía para adultos y niños, en el cuento, en el teatro y en el artículo periodístico. Dirigió por muchos años la revista Faro, de la Asociación Nacional del Ciego. Con su texto Canto a la musa ganó en el 2015 el Premio del VII concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí.










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