domingo, 19 de febrero de 2017

Premio Ala Décima 2017



 
Raíz, de Elizabeth
Reinosa Aliaga

También premio al mejor
cuaderno de autor joven





 

Para la poetisa premiada con el más alto lauro del certamen, concibió esta obra (acrílico sobre cartulina) el reconocido creador de las artes plásticas Kamyl Bullaudy. La pintura fue inspirada en el presente texto y destinada a su autora como parte del premio. A la galardonada correspondió también, además del diploma, una selección de libros y la cantidad de 500 pesos MN, dotación metálica excepcional en esta ocasión, por donación del poeta cubano Arístides Valdés Guillermo. Por el premio Guillermo Cabrera Álvarez, para autor joven, otorgado por el Grupo Ala Décima, recibió una selección de libros y una obra de arte de Ángel Silvestre.






Raíz

Elizabeth Reinosa Aliaga



Primer premio
XVII concurso nacional
Ala Décima (2017)


JURADO:






RAÍZ PERTURBADORA

Estos son escritos confidenciales, íntimos, como grafitis interiores, que un día erupcionan, anárquicos, irreverentes, y se propagan. Asaltan al mundo, y lo conmueven, porque todo lo que germina desde la añoranza porta la autoridad de conmover. Aquí no hay nada oculto. Aquí todo es visible y cíclico. Una galaxia adujada, una espiral oferente y suplicante, fasta y nefasta, que se autodestruye y se regenera a la vez, una espiral uróboros, que se muerde la cola como la serpiente infinita, y que nos arrastra consigo hacia el ciclo de los renacimientos. Una compulsión de retorno, una ansiedad de desandar sobre viejas huellas al reencuentro con el pasado, una urgencia paroxismal de retomar la infancia, entre otros sentimientos novedosos, es lo que queda luego de consumir estos versos. Aquí, en estos escritos, cada camino es atajo hacia la lejanía, hacia lo aparentemente inasible, hacia los lugares comunes que nos definen como diseño humano, hacia el onírico crujido de la vieja casa que se tambalea en el recuerdo, y que fuera amparo infalible contra el desamparo, guarida térmica y segura donde cada noche nos refugiáramos a lamernos las heridas del día, a vigorizarnos. Aquí no hay nada oculto. Aquí, en estas encrucijadas epifánicas, tiene lugar la configuración de la memoria y se revela con eficacia la función mediadora de la melancolía y brota a borbotones el agua reclamada de la sensibilidad. Estos son escritos confidenciales, íntimos. Elizabeth Reinosa, la mujer, nos los confía sin rubores, sin pavoneos lingüísticos, sin maquillajes artificiosos, sin linchamientos intelectuales, como un secreto intrincado, como un acto lenitivo de generosidad artística, mientras la otra Elizabeth, la cándida niña, nos da la espalda y se aleja y no regresa, ondeando épicamente el pabellón nostálgico.










Raíz

(Fragmento)




I
Un graffiti en los ladrillos
de polvo, de cal y espuma:
el pasado en una suma de relojes y martillos,
de silencios y cuchillos olvidados en la mesa
una niña que atraviesa la puerta,
me reconoce
algo en mi garganta escoce
algo duele,
algo me pesa en los hombros -como infierno-
la casa tiene una noria inútil,
una ilusoria multitud para el invierno.
La casa con su gobierno de sombras,
con su vacío,
risas huecas,
desvarío...

Quiero amputar la raíz
ya no creo en la matriz
ni en el tiempo,
desconfío de la abuela y su sonrisa
de los brazos que me mecen.
Mis palabras solo crecen hacia adentro,
tengo prisa por la fruta
y Artemisa demora los nacimientos.
¿No tengo más argumentos
que me sirvan de salida
de fuga, de sobrevida?

Ahora yo solo intento
escapar de los imanes de la casa,
de su abrigo...
¿Quién me impuso este castigo
de flagelos y desmanes?
¿Quién lanzó los huracanes
a mi ventana?
¿Quién llora por mi raíz?
¿Quién ignora mis fantasmas?
¿Quién me espera?
¿Quién suplanta mi bandera?
¿Quién me olvida?
¿Quién me añora?


II
Una palabra,
un derrumbe
otro disparo en la nuca.
Una historia que caduca
una mujer que sucumbe anónima
-a nadie incumbe la sangre ajena-
El final
puede venir con la sal
con una cruz de madera.
A nadie importa siquiera
que el dolor sea real
que corte la guillotina
que el veneno se disfrace
que el arrecife amenace...
Mi propia mano examina
cada lesión,
cada espina
mi propia mano golpea
me conduce a la marea
pero mi cuerpo retorna a la semilla.

Con sorna: ¿Tienes dios o eres atea?
Mi madre y sus girasoles
no lo entienden,
no discuten.
Nadie pide que ejecuten otros bailes,
otros roles,
solo renegar de soles con dueños,
que no iluminan
a todos los que caminan
o se arrastran,
o tropiezan con sus pies...

Los que confiesan sus secretos
se aproximan al patíbulo,
                                   me incluyo.
Sé que no existen paredes sin oídos,
solo redes infinitas,
pero intuyo la salvación,
crezco,
fluyo
en silencio como un pez
sin público
y sin el juez
que me juzgue,
no poseo máscaras,
yo solo veo
que estoy naciendo al revés...

III
Qué hacer con el aguacero
si la semilla no alcanza.
Nada queda,
la esperanza
solo es algo pasajero.
No la añoro,
no la quiero
no puede ser talismán
no me sirve como plan de resistencia,
¿Es creíble?

El desamparo es posible
si tengo de flamboyán
de romerillo,
de helecho
de jacinto y marabú.

¿Necesito de un gurú
que me explique del acecho,
de la suerte,
del derecho
de la lluvia,
de la savia?
Yo también sé de la rabia visceral,
del desenfreno
de la mordida,
del trueno
pero soporto la gavia:
todo crece desde abajo
todo parte de la ausencia
cada verbo es una herencia interrumpida
                                                           de cuajo
cada camino es atajo
sin una ruta precisa
todo tiene su premisa
todo tiene conclusión
inicio,
definición...
Todo requiere de misa,
del amor y hasta del odio,
del puñal y la coraza,
del enemigo y la raza,
de la cima como un podio,
de algún sangriento episodio,
de la bendición divina,
de la sed,
de la rutina,
de la clausura y la gente,
del pasado,
del presente.
De lo que cae y germina.

V
Todo resulta lejano:
mis pies ya no son mis pies.
Lo prometido ya no es
la quimera de un pantano.
En mi interior hay un piano desangrándose.
Estoy lista:
quiero ser la equilibrista
pero también la secoya,
porque mi cuerpo se arroya,
reverdece.
Una conquista de la tierra,
de mi piel
reconstruyo
-como espejo-
Estoy sola:
no hay cortejo
pero me exijo ser fiel
-sin ruido,
sin cascabel
sin fantasmas,
sin presiones-

Estoy lista:
no hay razones para dudar,
pero tengo una raíz.
Me sostengo
pero hay tantas direcciones
que apuntan lejos,
son frutos deseados,
                                   y prohibidos.

De recuerdos y de olvidos,
de alegrías y de lutos,
de incontables atributos
se conforma mi corteza.
Voy armando pieza a pieza
todo el tiempo y la memoria...

La niña como la historia
da la espalda y no regresa.









ELIZABETH REINOSA ALIAGA (Bayamo, Granma, 1988; formada como escritora en Holguín) es graduada de la Universidad de Ciencias Informáticas, donde trabaja actualmente, en La Habana. Entre sus anteriores lauros: Premio Décima al filo en el XI concurso Ala Décima (2011) con Striptease de la memoria; con su poema en versos libres Islas, el segundo premio en el XV concurso Regino Pedroso (2012); tercer premio en el VI concurso nacional Décima al filo (2013); en ese mismo año, Premio de la Sociedad Cultural José Martí en el II concurso Toda luz y toda mía; y en el 2014, dos lauros en el XIV concurso nacional Ala Décima: el Premio especial Centenario de Samuel Feijóo (segundo lugar del certamen) y el Premio Guillermo Cabrera Álvarez, de Juventud Rebelde, merecidos por el breve conjunto Formas de contener el vacío. En diciembre de ese mismo año, con su cuaderno (des)equilibrio, conquistó el Gran Premio y el Premio del Grupo Ala Décima en el VII concurso Décima al filo, cuya premiación se efectuó en el IX Encuentro de igual nombre. En el 2015 se alzó con el Tercer premio en el XV concurso Ala Décima por su poema Las Furias. En junio de ese año, en el contexto del Tercer Festival Toda luz y toda mía, en Sancti Spíritus, alcanzó el premio principal del IV concurso de igual nombre, con su obra Fugas, que fue presentada allí mismo como plegable impreso por Ediciones Luminaria. Tiene publicado el poemario En la punta del Iceberg, (Ediciones La Luz, Holguín, 2011). Es también narradora, egresada del XIII Curso de Técnicas Narrativas Onelio Jorge Cardoso. Textos suyos aparecen en la antología Poderosos pianos amarillos (Ediciones La Luz, 2013), así como en revistas y antologías de Cuba y el exterior. Es miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y del grupo Poetas del Mundo. Acercamientos a su obra poética, mediante el siguiente enlace, con el sitio web de Ediciones La Luz. A fines del 2014, estuvo como escritora invitada en la Peña del dúo Ad Líbitum. Forma parte de los poetas asiduos de la Peña semanal sede del Grupo Ala Décima. En el 2016, conquistó dos segundos premios en concursos internacionales de poesía.








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