martes, 27 de febrero de 2018

Premio G-NERarte, XVIII Ala Décima



 
Con la aguja de tu ausencia,
de Orlando Víctor
Pérez Cabrera






Desde la edición del concurso nacional Ala Décima del 2015 se concede el Premio del Grupo Nacional de Escritores Rurales (G-NERarte), para autores nacidos o residentes en zonas apartadas, lauro que implica el ingreso del ganador a la mencionada agrupación. En esta ocasión el galardón consistió en una obra de arte inspirada en su texto.







Con la aguja de tu ausencia

Orlando Víctor Pérez Cabrera



Premio del Grupo de Escritores Rurales (G-NERarte)
XVIII concurso nacional
Ala Décima (2018)


JURADO:










Con la aguja de tu ausencia






CON LA MANO EN LA BALLESTA

Hay casas en la ceniza
y casas en los reflejos.
Hay casas en los espejos.
Hay casas hechas de brisa,
casas en la misma prisa.
La madre, desde el amor,
tablas puso al esplendor
para que el día una fiesta
despertara en la floresta
con alma de ruiseñor.

Pero está con estos modos
muy triste y sola la casa.
El amor un puente traza
sobre los tercos recodos,
y en la barranca de todos
a la madre alborozar
con el lento transitar
de la nube tesonera.
La casa es la sementera
que no cesa de regar.

Triste y sola, es una casa
sin los dibujos de enero:
siempre aguarda ese aguacero
que la pesadumbre arrasa.
Mientras el tiempo repasa,
la madre parece un pez
que nada en la placidez
de la ropa y la comida
con puro sabor a vida
en su reloj de revés.

La casa… ¡tan triste y sola
como una plaza en invierno,
con bengalas de lo eterno
y marchita de amapola!
Mientras martilla la ola
sobre el ciclón de la puerta,
la madre plancha un alerta.
Alrededor de la saya,
oigo un rumor: es la playa
contra la palabra muerta.

La casa…. larga y estrecha,
de una sola dimensión,
tiene un final de escorpión.
Pero la madre una brecha
abre con mano derecha
donde amamanta la luz.
Enterrada bajo cruz
la tristeza desvanece,
y la casa, cuando crece,
más se parece a Jesús.

En la cocina callada
va colando ese café
que la ceguera no ve
por torpeza desquiciada.
La madre, rosa y espada,
lo reparte entre murmullos.
Y el aroma, en los cocuyos
de la noche, va a la boca.
La casa… como una roca
en el alma de los suyos.

Como delante de un ciego
pasan los días volando
y no sé dónde ni cuándo
podré culminar el riego
en la sombra a que me apego.
Los minutos de la casa
me queman como una brasa,
y a mí, de la madre en busca,
ninguna sombra me ofusca
ni mi concierto desplaza.

¿La casa son las paredes
con que sueña el caracol?
La casa canta en el sol
que a la pátina concedes.
La madre teje las redes
con la aguja de la ausencia,
hasta descubrir la esencia
gestora del movimiento.
De sueño es el monumento
que le erige mi inocencia.

Los rayos de lumbre pura
acarician mi desvelo.
Viejas cargas sin consuelo
tranquilizan mi locura,
anegadas de ternura.
Desde las puertas tempranas
hoy me asomo a sus mañanas
para verle navegar
en mis aguas, y mesar
el alivio de sus canas.

Cuántas albas sin zurcir
en el andén han quedado
mientras un niño callado
desentierra su nadir.
Es hora ya de partir
por la interminable cuesta,
y la madre me contesta
que está barriendo la casa,
en tanto la vida pasa
con la mano en la ballesta.



CAMINO A LA ESPERANZA

Está cayendo mi historia
sobre la agreste tristeza;
en el mar de la cabeza
se diluye la memoria,
y este olvido es una gloria,
hasta llegar al olvido
total. Silencio-ruido
marca un compás en la calma.
Llueve tiempo, llueve al alma
la antimateria del nido.

Están cayendo los ríos
al árbol. De la tristeza,
está cayendo una pieza:
del universo. Los bríos
hacen fenecer los críos
que ha gestado la esperanza,
y me atraviesa una lanza
el destino sin piedad
en un mar de soledad
donde la mano no alcanza.

Así estoy con estos modos
-como en un sencillo verso-
con el mal, canario adverso
encaramado en los codos.
Estos versos fraguan todos
los intentos de morir.
Pero... el camino es vivir
luchando a brazo partido:
contracorriente he vivido
y tengo que resistir.










ORLANDO VÍCTOR PÉREZ CABRERA (Cumanayagua, Cienfuegos, 1950). Maestro Titular de Enseñanza Primaria, Licenciado en Educación en las Especialidades de Español-Literatura e Inglés. Máster en Ciencias de la Educación. Poeta, narrador e investigador sobre temas de la cultura popular comunitaria. Mención en el Concurso Internacional “Erótica de Palos”, Premio Nacional “Frank País”, Premio “Vitral”, Segunda Mención en el Concurso de Poesía “Hermanos Loynaz”, Tercer Premio en Concurso Nacional de Epigramas (Editorial Damují), Premio Territorial “Zenón Rodríguez”. Premio Territorial El Sainete Póstumo (2013). Ha publicado, en poesía: Crónica de los días (Ediciones Mecenas, 1987); A la espera del Hijo Pródigo (Colección Excelsior, 1998); Mi río es una casa (Ediciones Damují, 1999); Donde amanece la esperanza (Ediciones Damují, 2000), Señales (Ediciones Mecenas, 2000), Versos Salvajes (Ediciones Vitral, 2002), En el alba del hermano (Ediciones Mecenas, 2009), Noticias de antes de la guerra (Ediciones Mecenas, 2010). En el género de cuento: El último gol (Ediciones Mecenas, 2003). Poemas suyos aparecen en la Antología de Poesía Sueños deformados (Reina del Mar Editores, 1996), Poetas de fin de siglo en San Felipe de Cumanayagua (Ediciones ¡Ánimo!, 1999), y Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Editorial Frente de Afirmación Hispánica, México DF, 2001); un cuento suyo, en la Antología Liminar (Reina del Mar Editores, 1999). Textos suyos aparecen en diferentes publicaciones nacionales y extranjeras (España, México, Chile, etc.). Actualmente se desempeña como Editor de la Revista Digital Cultural Calle B, del Sectorial de Cultura de Cumanayagua.









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