Con la aguja de tu ausencia,
de Orlando Víctor
Pérez Cabrera
Foto: Tamara
Gispert.
Desde la edición
del concurso nacional Ala Décima del 2015 se concede el Premio del Grupo
Nacional de Escritores Rurales (G-NERarte), para autores nacidos o
residentes en zonas apartadas, lauro que implica el ingreso del ganador a la mencionada
agrupación. En esta ocasión el galardón consistió en una obra
de arte inspirada en su texto.
Con
la aguja de tu ausencia
Orlando Víctor Pérez Cabrera
Premio del Grupo de Escritores Rurales (G-NERarte)
XVIII concurso nacional
Ala Décima (2018)
JURADO:
Con
la aguja de tu ausencia
CON LA MANO EN LA
BALLESTA
Hay casas en la ceniza
y casas en los
reflejos.
Hay casas en los
espejos.
Hay casas hechas de brisa,
casas en la misma
prisa.
La madre, desde el
amor,
tablas puso al
esplendor
para que el día una
fiesta
despertara en la
floresta
con alma de ruiseñor.
Pero está con estos modos
muy triste y sola la
casa.
El amor un puente
traza
sobre los tercos recodos,
y en la barranca de
todos
a la madre alborozar
con el lento transitar
de la nube tesonera.
La casa es la
sementera
que no cesa de regar.
Triste y sola, es una
casa
sin los dibujos de
enero:
siempre aguarda ese
aguacero
que la pesadumbre
arrasa.
Mientras el tiempo
repasa,
la madre parece un pez
que nada en la
placidez
de la ropa y la comida
con puro sabor a vida
en su reloj de revés.
La casa… ¡tan triste y
sola
como una plaza en
invierno,
con bengalas de lo
eterno
y marchita de amapola!
Mientras martilla la
ola
sobre el ciclón de la
puerta,
la madre plancha un
alerta.
Alrededor de la saya,
oigo un rumor: es la
playa
contra la palabra
muerta.
La casa…. larga y
estrecha,
de una sola dimensión,
tiene un final de
escorpión.
Pero la madre una
brecha
abre con mano derecha
donde amamanta la luz.
Enterrada bajo cruz
la tristeza desvanece,
y la casa, cuando
crece,
más se parece a Jesús.
En la cocina callada
va colando ese café
que la ceguera no ve
por torpeza
desquiciada.
La madre, rosa y
espada,
lo reparte entre
murmullos.
Y el aroma, en los
cocuyos
de la noche, va a la
boca.
La casa… como una roca
en el alma de los
suyos.
Como delante de un ciego
pasan los días volando
y no sé dónde ni
cuándo
podré culminar el
riego
en la sombra a que me
apego.
Los minutos de la casa
me queman como una
brasa,
y a mí, de la madre en
busca,
ninguna sombra me
ofusca
ni mi concierto
desplaza.
¿La casa son las
paredes
con que sueña el
caracol?
La casa canta en el
sol
que a la pátina
concedes.
La madre teje las
redes
con la aguja de la
ausencia,
hasta descubrir la
esencia
gestora del
movimiento.
De sueño es el
monumento
que le erige mi
inocencia.
Los rayos de lumbre pura
acarician mi desvelo.
Viejas cargas sin
consuelo
tranquilizan mi
locura,
anegadas de ternura.
Desde las puertas
tempranas
hoy me asomo a sus
mañanas
para verle navegar
en mis aguas, y mesar
el alivio de sus
canas.
Cuántas albas sin
zurcir
en el andén han
quedado
mientras un niño
callado
desentierra su nadir.
Es hora ya de partir
por la interminable
cuesta,
y la madre me contesta
que está barriendo la
casa,
en tanto la vida pasa
con la mano en la
ballesta.
CAMINO A LA ESPERANZA
Está cayendo mi
historia
sobre la agreste
tristeza;
en el mar de la cabeza
se diluye la memoria,
y este olvido es una
gloria,
hasta llegar al olvido
total. Silencio-ruido
marca un compás en la
calma.
Llueve tiempo, llueve
al alma
la antimateria del
nido.
Están cayendo los ríos
al árbol. De la
tristeza,
está cayendo una
pieza:
del universo. Los
bríos
hacen fenecer los
críos
que ha gestado la
esperanza,
y me atraviesa una
lanza
el destino sin piedad
en un mar de soledad
donde la mano no
alcanza.
Así estoy con estos modos
-como en un sencillo
verso-
con el mal, canario
adverso
encaramado en los
codos.
Estos versos fraguan
todos
los intentos de morir.
Pero... el camino es
vivir
luchando a brazo
partido:
contracorriente he
vivido
y tengo que resistir.
ORLANDO
VÍCTOR PÉREZ CABRERA (Cumanayagua, Cienfuegos,
1950). Maestro Titular de Enseñanza Primaria, Licenciado en Educación en las
Especialidades de Español-Literatura e Inglés. Máster en Ciencias de la
Educación. Poeta, narrador e investigador sobre temas de la cultura popular
comunitaria. Mención en el Concurso Internacional “Erótica de Palos”, Premio
Nacional “Frank País”, Premio “Vitral”, Segunda Mención en el Concurso de
Poesía “Hermanos Loynaz”, Tercer Premio en Concurso Nacional de Epigramas
(Editorial Damují), Premio Territorial “Zenón Rodríguez”. Premio Territorial El
Sainete Póstumo (2013). Ha publicado, en poesía: Crónica de los días (Ediciones Mecenas, 1987); A la espera del Hijo Pródigo (Colección Excelsior, 1998); Mi río es una casa (Ediciones Damují,
1999); Donde amanece la esperanza
(Ediciones Damují, 2000), Señales
(Ediciones Mecenas, 2000), Versos
Salvajes (Ediciones Vitral, 2002), En
el alba del hermano (Ediciones Mecenas, 2009), Noticias de antes de la guerra (Ediciones Mecenas, 2010). En el género
de cuento: El último gol (Ediciones
Mecenas, 2003). Poemas suyos aparecen en la Antología
de Poesía Sueños deformados (Reina del Mar Editores, 1996), Poetas de fin de siglo en San Felipe de
Cumanayagua (Ediciones ¡Ánimo!, 1999), y Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Editorial Frente de
Afirmación Hispánica, México DF, 2001); un cuento suyo, en la Antología Liminar (Reina del Mar
Editores, 1999). Textos suyos aparecen en diferentes publicaciones nacionales y
extranjeras (España, México, Chile, etc.). Actualmente se desempeña como Editor
de la Revista Digital Cultural Calle B, del Sectorial de Cultura de Cumanayagua.
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