Cuando yo me vaya,
de Olimpia Pombal
El premio del Grupo
Décima al filo en el concurso nacional Ala Décima lo otorga esa agrupación
de poetisas al mejor cuaderno enviado por mujer. Consistió en esta oportunidad
en libros y una obra de artes plásticas.
Cuando
yo me vaya
Olimpia Pombal Duarte
Premio del Grupo Décima al filo
XVII concurso nacional
Ala Décima (2017)
JURADO:
Cuando
yo me vaya
atrás
dejaré dos limoneros,
dos relojes, dos
senderos,
dos caricias y un
jamás.
No podré mirar detrás
de azahares ni
minutos;
guijarros sin
atributos
y sensaciones perdidas
no rozarán mis urgidas
carnes llenas de
absolutos.
Dejaré también mis
obras:
versos, familia,
vestuario…
Todo cabrá en el
sudario
que de mí acoja las
sobras.
Alegrías y zozobras
viajarán hacia el
olvido;
el silencio será un
nido
donde la vida repose
sin que un dalle me
desbroce
la sombra de lo que he
sido.
No sentiré el lento frío
abatirse
sobre el pecho;
sentiré
un frescor deshecho
bajo
un manto de extravío;
destellos
en el rocío
de
mi cuerpo claudicante
grabarán
en mi semblante
un
inútil avatar
con
los adioses, y un mar
de
resplandor sibilante.
Vago espejismo de cera
seré por dentro, y un rito
de aromas donde está
escrito
que a donde voy, nadie
espera.
¡Cuánto placer yo
sintiera
si aún en ese vacío
escuchara el nombre
mío
desnudo ya de perfume,
no importa si así
resume
el todo de un
desvarío!
Y cuando llegue el
final,
cuando la luz ya no
exista,
cuando lo eterno se
vista
el non plus ultra
fatal,
¿dónde quedará el
caudal
de mis vivencias, mis
sueños,
los recuerdos, mis
empeños?
¿Dónde la niebla
insidiosa
que me envolvía
engañosa
y me ahogaba los
ensueños?
¿Será así? ¿No habrá
dolor?
¿Será un leve
movimiento
de impresiones, un
acento
deslizado en un
temblor?
Si fuera así, ¡qué
mayor
fortuna que ver la
muerte
en su forma abstracta,
inerte,
tan insensible y tenaz
que en un instante,
voraz,
en humo y sal nos
convierte!
¿Pues qué otra cosa es
la vida
sino un fugaz e
inasible
fantasma, senda
increíble
sin vuelta, tan sólo
ida?
Al final de mi partida
por esa espiral
brumosa,
quiero encontrar la
lluviosa
esperanza que me
angustia
para entregarle la
mustia
eternidad que me
acosa.
Diré adiós a esa
visión
si me conduce
tranquila
hasta el mundo donde
oscila
el ser, no ser y el
perdón.
Quizás allí el anfitrión
sea un ángel
presentido
o un demonio redimido.
No hay certeza. Todo
gira
entre verdad y
mentira,
entre recuerdo y
olvido.
Siento que cruzo un
abismo…
—¡no es cierto, no
siento nada!—
como si fuera habitada
por un ente de
hedonismo
que me entrega al
aforismo
del sueño eterno. ¡Qué
incierta
y sola me veo: yerta,
desconocida,
imprevista,
engañosa, surrealista
bajo la dama
encubierta!
Preparada iré. Mis
ojos
descubiertos, sin
monedas;
huérfana de brillo y
sedas,
a solas con mis
despojos;
sin sonrisas, sin
enojos,
libre de faunos
oscuros
y espíritus inmaduros;
el cuervo de Poe,
quizás,
con su eterno “Nunca
más”
posado en mis labios
duros.
¡Ay, Caronte, sólo temo
al sonido de tu remo!
OLIMPIA
POMBAL DUARTE (Remedios, Villa Clara, 1935) tiene publicados los libros de poesía para niños Con
alas de seda (Editorial Capiro, 2004) y Diario del Zoo (Editorial Sed de Belleza, 2010).
Es una fiel
contertulia de La décima es un árbol, que conduce en Santa Clara Mariana
Pérez Pérez. Olimpia cuenta con numerosos reconocimientos en concursos
provinciales y nacionales, entre ellos, en los certámenes Décima al filo y Ala
Décima. En este último ha merecido lauros colaterales en los años 2004, 2006, 2010, 2014, 2015 y el más reciente: el Premio
Yazmina Calcines, de tema erótico, en el XVI
concurso nacional Ala Décima 2016 con su cuaderno Quiero
que vengas ayer. En ese mismo año, el Premio
del VIII concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí, con su
obra Hombre
y árbol. Poemas suyos aparecen
en revistas y antologías como Navegas,
isla de oro (Editorial
Gente Nueva, 2009), con selección y prólogo de Mayra
Hernández Menéndez y Waldo
González López.
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